Va pasando el verano y cuando agosto se instala aparece la nostalgia de vacaciones pasadas, lugares lejanos que nos gustaron y pequeños detalles que dejaron huella en nuestro recuerdo. Por eso traigo hoy estos helados con deliciosos sabores de fruta, inspirados en aquéllos que tomábamos en Verona, paseando por Via Mazzini camino de la Plaza Brá, observando la imponente fachada de la Arena. Bajo el sofocante calor de sus calles atestadas de turistas, la acidez de la fruta y su frescura nos provocaron más de un instante de disfrute. Viaja con nosotros a la patria de Julieta saboreando un helado de fácil confección que a los niños siempre les encanta.
Ingredientes:
-Media piña
-4 kiwis
-300 ml de agua
-300 gr de azúcar
Ponemos el agua al fuego con el azúcar y dejamos hervir 2 o 3 minutos. Retiramos del fuego y reservamos.
Limpiamos y picamos la piña (con batidora de vaso o con la picadora), y le añadimos la mitad del almíbar, mezclamos bien y echamos en los moldes para helado, sino tenemos podemos utilizar vasos de plástico de usar y tirar. Metemos al congelador por espacio de 1 hora aproximadamente.
Seguimos los mismos pasos con los kiwis. Sacamos nuestros moldes del congelador, les colocamos el palito y rellenamos con la mezcla de kiwis y almíbar. Volvemos a llevar al congelador y en 3 ó 4 horitas ya podemos disfrutar de unos helados sanos y deliciosos.
Y a continuación, nuestro relato.
Las inquietantes declaraciones de Suri en Praga han extendido un velo por las informaciones que en su día nos dio James y han provocado en Carlota un enfado superlativo. Anda desazonada por la habitación esperando la hora en que llamar por teléfono a James y pedirle explicaciones. Intento ser comedida y aplaco su ánimo envalentonado con razones más o menos superfluas que absuelvan a su amado, pero no sé si he sido lo suficientemente convincente. La llamada de Margot de buena mañana nos ha quitado las preocupaciones inminentes y hemos salido prestas a tener un buen rato de conversación y una visita turística con guía incluida que sacuda la modorra del viaje y las malas noticias de Europa. Aquí la gente se mueve al compás de un tango eterno bajo la atenta mirada de Gardel; sus espíritus coléricos se deslizan por el parquet en milongas repartidas por los incontables barrios de la ciudad. Margot ha sintonizado con Carlota y nos encamina al suburbano (como aquí se conoce) para llevarnos a Palermo Soho, un vanguardista ejemplo de edificios eclécticos rediseñados, donde las tiendas, restaurantes y fachadas salpimentan la cuadrícula de calles que rodea el parque tres de febrero. Paseando por sus puentes y senderos observamos la inspiración japonesa en el corazón latino; la calma enmudece a la ciudad frenética de cláxones y humo perpetuo. Por eso aquí, frente a un expreso, con la pausa de un viento fresco, observando tras las ventanas el encogido caminar de las parejas, Margot saca un legajo de su bolso, exitiende los folios por la mesa y nos invita a leer la transcripción en la que ha trabajado los días pasados: en sus líneas encontramos respuesta a nuestras cavilaciones y en parte comprendemos el por qué de la realidad enmascarada por James.
Suri: ¿Alguna vez se ha fijado con detalle en el reloj astronómico de Mikulás?. Tantas veces hemos
pasado frente a él que no nos detenemos en sus detalles y, sin embargo, simboliza tan bien el mundo que nos ha tocado vivir. La tierra como centro del Universo, rodeada por las órbitas de los planetas. Nos creemos el ombligo del mundo y tan sólo somos partículas de polvo en un vasto espacio indefinido. Ese esqueleto que simboliza la muerte y que danza disfrazada con su reloj de arena advirtiéndonos de nuestra efímera existencia. Los pecados de la lujuria, la vanidad y la avaricia simbolizados en representaciones que nos parecen ajenas y que sin embargo encarnan el espíritu del siglo XX. La primera vez que regresé estuve horas contemplándolo y sólo entonces alcancé a ver la magnitud de mi error. Pero ya no había marcha atrás.
Entrev. Siempre hay tiempo para rectificar.
Suri: Ja, ja. No lo crea. Hay un punto de no retorno que impulsa nuestros pasos en una única dirección. Así me lo hizo saber James, y así me lo hizo entender.
Entrev: En su lacónica respuesta percibo un halo de dolor indescriptible.
Pero. ¿por qué habría de volver?
Suri: Por ella. Por mi hija. Por Elisabeth.
Entrev: Entonces, ¿tiene una hija?
Suri: Por supuesto. Una hija fruto de una tormentosa relación con un hombre al que nunca amé, que me destrozó la vida a base de golpes y vejaciones, que me recordó sin desmayo mi condición de huérfana, refugiada y pobre. Lo odié como nunca antes había odiado a nadie, desprecié su orgullo, su avaricia, su vanidad; y por encima de todo, su lujuria. El fruto fue Elisabeth. De ella se apoderó mientras yo me distanciaba cada día; la colmó de atenciones y regalos mientras a mí me relegaba al olvido. Poco a poco, yo misma sentí la lejanía con ella, puse una distancia que ignoraba ya no podría recuperar. Cuando supe que Sasha seguía vivo, el amor de otro tiempo se adueñó de mi y ni siquiera los lazos con mi hija fueron suficientes para retenerme. ¿Qué podía hacer? Ella bebía los
vientos por su padre; despreciaba mi religión, mi cultura, mi origen humilde. ¿Debía privarla de una vida colmada de bienes o debía permanecer a su lado, comprometida con algo que despreciaba? Mi decisión fue dura, pero salvó mi existencia. Tantas veces me he censurado haber actuado así; tantas las ocasiones en que he llorado lágrimas de sangre por la carencia de mi hija, que he deseado la muerte. Sí, esa que danza con el reloj marcando nuestros tiempos. Pero uno no elige su momento; son otros los que nos la ponen en nuestro camino.
Entrev: Entonces, ¿no ha vuelto a verla?
Suri: No al menos conscientemente. En las pocas ocasiones en que regresé a Londres para ver a Annie, James procuró mantenerla alejada y además seguí temiendo su reacción. Se me clavaban puñales en el pecho cada vez que me acercaba a la ciudad donde ella vivía. Era tan pequeña. Con el tiempo alguien me dijo que una joven asistía a mis conferencias por medio mundo sentada en las últmas filas; siempre con gafas de sol y una enorme pamela. No tomaba notas, no preguntaba. Estaba inmóvil hasta que se anunciaba el final de la charla; y entonces, sigilosamente, huía de la sala. Durante mucho tiempo deseé que fuese ella, pero nunca lo supe.
Tiempo después de recuperar a Sasha, Andrew consiguió una fotografía en sepia de James con Elisabeth en brazos. Guardé ese tesoro con mi vida durante mucho tiempo. Años después, entrando en la vejez, comida por los remordimientos, conocí de la existencia de un nieto, también llamado James, fruto del vientre de Elisabeth y aunque supe que jamás me aceptaría, que mi irrupción en su vida no haría sino perturbarla, le envié anónimamente la fotografía en un sobre escrito a mano. Celosamente guardé una copia de la que estirpé la figura del hombre elegantemente vestido. Cada noche la veo sonreir al horizonte y sueño que es mí a quien sonríe; que todavía hay tiempo para la esperanza.
Entrev: ¿Cree que aún hay un futuro con ella?
Suri: No, por Diós, aquél tiempo pasó. Ya soy demasiado vieja y cuento cada día que respiro como si fuese el último. Junto a Sasha rememoramos una dolorosa existencia pero nos consolamos en un amor que ha trascendido el tiempo y el espacio. El ha sido la fuerza que me ha mantenido viva, la que me ha forzado a luchar contra viento y marea. Ahora me necesita y cuando exhale su último suspiro, yo estaré a su lado en la convicción de que hice lo correcto.
No he sabido qué decir; he agachado la mirada y me he entregado a darle vueltas al azúcar de mi café. Tras varios días en su compañía todavía supone un enigma indescifrable. Bajo los toldos de la cafetería observa oscilar las hojas de los plátanos en la plaza y el deambular de los turistas que en pequeño número se arremolinan en torno al guía que los conduce. Debe volver con Sasha. Me quedo en mi sitio, evaluando la importancia de una descendencia con la que no contaba.
Estamos estupefactas. Desde la descripción que me hizo Carlota intuí que era una certeza plausible. Que lo haya corroborado Suri no obstante, me ha sobrecogido. Elisabeth es pues la madre de James, del James de Carlota. Entiendo su mutismo y Carlota atempera su cólera. Es un asunto espinoso, reservado al ámbito familiar, íntimo y sensible. Sentimos el cariño de Suri como algo propio, pero nos cuesta entender el desarraigo aunque lo explique
los años turbulentos, un amor confundido y un pasado tormentoso. En parte, también James es huérfano, huérfano de una abuela que le mimase, que le consolase, que fuese su confidente. Los ojos de Carlota denotan que su comprensión es infinita. El camarero con la cuenta nos devuelve a la realidad. Enfilamos Gurruchaga hacia la Casa Polaca, comeremos donde lo hizo Borges tantas veces, si es que todavía tenemos apetito.
Mmmmmmmm que delicia!!! Probaré sin falta este helado!!! Besos, Mara :)
ResponderEliminarQué pinta Angeles!! y menuda presentación...Un 10 para ti, artista!!
ResponderEliminarBesitos y feliz finde!
Umm que fresquito y super rico!!besos
ResponderEliminardezazu.blogspot.com.es
Riquísimos y perfectos para continuar leyendo tranquilamente el relato.
ResponderEliminarBesos Raquel
http://raqueljimenezbisuteria.blogspot.com.es/
Me han encantado los helados .... y el relato.
ResponderEliminarBesos.
Mercedes
Que helado Angeles!!! Se ve atractivamente fresco y debe estar "delicioso".
ResponderEliminarY el relato, conmovedor, emotivo y seductor como siempre.
Que nos contara James de su infancia, y de Elizabeth su madre, sin madre.....
Cuando esta historia vislumbre su fin, y quede plasmada a la antigua usanza, me dara mucha ilusion tener la primicia firmada por el autor.
Cariños!!!
¡Hola!
ResponderEliminarAcabo de ver tu comentario en mi blog y tengo que decirte que a mí sí que me gusta tu blog:) Me encanta la repostería así que tu blog me viene estupendo para probar nuevas recetas.
Un besito.
Qué buenísimo tienen que estar. Y fresquitos para este calor horrible. Lo quedaría por tener uno ahora mismo mientras continúo con el capítulo. Hoy me leo este y continúo en otro rato que ya es tardísimo. Besoooos http://40ytantas.blogspot.com
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