Sólo teníamos un cabo del que tirar en nuestra visita al East End; así que con paso decidido nos plantamos en la fachada de la iglesia de St. Mary´s. Si no teníamos suerte nuestras esperanzas se verían truncadas de inmediato. Carlota era optimista, teniendo en cuenta lo riguroso de la burocracia eclesiástica en cuanto a los registros de sus feligreses; y aunque nos constaba que pocas veces acudirían a los oficios, en sus primeras cartas, Victoria mencionó el bautizo de María del Carmen. Esta pequeña iglesia de planta gótica, de amplias vidrieras y fachada de piedra; a pesar de su modestia trasciende un universo de gente obrera y abnegada, sin duda como lo fueron en otro tiempo, aquel al que deseamos acceder.
El párroco se mostró solicito y a pesar de su sorpresa no puso objeción a facilitarnos, si estaba en su mano, la dirección que figuraba en el acta de bautismo de María del Carmen. Allí estaba. Un nombre poco común. Apunté, 93 Wapping Lane. El nombre de la calle me provocó un escalofrío. En verdad quería encontrar el rastro de Victoria, pero ¿no estaría involucrándome demasiado en una vida que hasta hace unos pocos días me era completamente ajena? Carlota me sacó de mi estupor. Copió la dirección en un post-it que amablemente nos prestó el diácono y tirando de mi mano me hizo salir a la calle.
El East End es un barrio obrero caracterizado por una sucesión de manzanas de un equilibrio
sorprendente , con algunos jardines adornando los arcenes, circulación densa y casas bajas. La gente vive puertas adentro y sólo acude a sus quehaceres, las más de las veces en transporte público. Pocas tiendas en los soportales y abundantes grafitis reivindicativos de una vida mejor.
Dos mujeres, paradas en medio de la calle, con un plano turístico entre manos y la mirada fija en un chaflán. Allí estaba el cartel con el nombre y el número, sobre una fachada de ladrillo ajado por el tiempo, a dos alturas. En el bajo una pequeña tienda de pan, en la planta superior unas ventanas de marcos blancos con saetinos, sin cortinas ni contraventanas. El primer impulso fue salir huyendo, pero una vez repuestas, con paso firme atravesamos el zaguán de la tienda y en tanto despachaba el tendero a una clienta, dejé vagar la mirada por cada rincón: aquí un ajedrezado embaldosado, allá un arco de obra separando la tahona; pintura desconchada y humedad en las paredes, y el olor. Ese olor tan característico a horno de pan inundando nuestras fosas nasales. Hubo de repetirme la pregunta un par de veces para sacarme de mi ensoñación y aún así mi vacilación le hizo contraer una mueca de disgusto. Carlota acudió presta en mi auxilio y con su verborrea característica le explicó nuestras demandas como quien pide una docena de huevos. Al principio dijo no saber de qué le estábamos hablando, pero tras recapacitar unos segundos arguyó que los anteriores propietarios le habían hablado de una española que regentara la panadería hacía un buen puñado de años, y que, aunque no la había llegado a conocer, sí sabía que habitó el piso superior con sus dos hijos durante bastante tiempo. Lo que fue de ella no podía saberlo, pero el propietario del piso lo dejó en propiedad a uno de sus hijos, quien de cuando en cuando daba una vuelta para supervisar el estado del mismo. Nos pasó un número de teléfono y un nombre y desapareció en la trastienda aduciendo que se le quemaba la hornada. Nada nos quedaba por hacer allí, así que con una fría despedida salimos a la calle solitaria. La sensación agridulce no sabía si era debida a la evidencia de que Victoria ya no estaba allí, o a la certidumbre de que una vez estuvo. Decidimos retirarnos al hotel a descansar, comer algo y hacer la llamada preceptiva. Previa a la siesta Carlota me pidió la lectura de una nueva carta de Andrew, a lo que accedí gustosa, consciente de que sus líneas nos devolverían al mundo sórdido de una Francia en preguerra.
Antes, nuestra receta.
Receta del libro de Alma, Objetivo: Cupcake perfecto, modificando los sabores del bizcocho y de la crema.
Esta receta la preparamos para una actividad del cole de mi pequeña Candela, para ello debíamos realizar un postre con pera, plátano o naranja (que sustituimos por mandarina). A ella le encantó el resultado.
Ingredientes:
Para el bizcocho:
-120 gr de mantequilla
-180 gr de azúcar blanco
-3 huevos
-230 gr de harina
-2 cucharaditas de levadura
-120 ml de leche
-2 o 3 cucharadas grandes de pasta de mandarina
Tamizamos la harina con la levadura y reservamos. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que la mezcla blanquee, añadimos los huevos de uno en uno, según se vayan incorporando a la masa. Agregamos la mitad de la harina y mezclamos a velocidad baja. Seguidamente echamos la leche y volvemos a mezclar. Terminamos con el resto de harina y una vez integrada añadimos la pasta de mandarina.
Ponemos la mezcla en las cápsulas y horneamos 22-25 minutos a 180 grados.
Para la crema de mantequilla de merengue suizo, he utilizado la receta publicada aquí, a la que en lugar de la nocilla, le he añadido 2 plátanos muy maduros, previamente pasados por la batidora. Tiene un sabor a plátano delicioso, a los niños les ha encantado.
Querida Victoria:
Las livianas paredes que nos protegen del frío nocturno no pueden repeler las sensaciones que anidan entre ellas. Intentamos organizarnos en grupos de trabajo: gente cualificada desempeñando alguna tarea que ayude al resto, tales como talleres manuales de carpintería o albañilería, clases de idiomas o de escritura, incluso algo de cocina. Ello me mantiene ocupado parte del día de modo que tenemos los barracones como aulas, almacenes o dormitorios. La situación internacional ha ahogado nuestros gritos y Francia por lo que sabemos ha reconocido el gobierno nacional en España y se prepara para rechazar el empuje nazi, ya presente en Checoslovaquia. Ello diluye nuestras esperanzas de un futuro esperanzador y a los más los sume en turbulentos dilemas de actuación.
Muchos son los que aspiran reunirse con sus familias de vuelta a su patria; como ellos, yo suspiro cada noche con estar a tu lado y mi debate es entre el deber y el amor. Ahora nos tienen retenidos hasta que encuentren una difícil solución y entre tanto, veo una sombra de desánimo extendiéndose por este pueblo improvisado de fantasmas inexistentes. En estos campos se ha detenido el tiempo, nada somos y quedamos expuestos al azar de la adversidad. Apatridas improductivos, parias de una sociedad a la que no pertenecemos. Se han creado calles como la Avenida de la Libertad y el barrio chino, en el que se trapichea con un pedazo de pan. Nada nuevo bajo el mundo; todo previsible y nefasto. Cada jornada estoy más determinado en acompañar a Jaime en su partida, pero aguardamos el momento propicio en que se requieran las guarniciones que nos vigilan para desaparecer tras las alambradas. Los castigos son severos para quienes lo han intentado y se pasan días atados a postes bajo las inclemencias del tiempo, sin apenas agua y comida. Se rumorea que los alemanes están construyendo campos para albergar a los prisioneros judíos que han hecho en sus conquistas de Bohemia y Moravia e incluso que se establecen guetos dentro de las capitales. Me horroriza pensar que se extienda al resto del continente. Parece ser que en Londres todo sigue tranquilo dentro de la incertidumbre, y eso aplaca mi ánimo.
Aquí haría una gran labor Annie. La conocí en mi convalecencia en Barcelona y era un ángel con bata blanca. Seguro haríais buenas migas. A veces me pregunto qué habrá sido de ella, si todavía sigue viva y dónde estará su paradero. Quién sabe si en un futuro pueda presentártela. Me dejó una huella profunda con su sacrificio y abnegación y en cierto modo me hizo recordar lo que dejé atrás. Esta situación me ha empujado a quererte más si cabe. Aislado del mundo, sin contacto con gente de calle, viviendo como un apestado en un circo maloliente, rodeado de otros enfermos de ira y frustración, he aprendido a dosificarte, te rememoro en cuentagotas para no volverme loco y dar un paso en falso que me derrote. Pero no dudes que lucharé con todas mis fuerzas para hallarme a tu lado lo antes posible; mientras tanto, dejo que fluyan las letras; quizás leyéndolas mi recuerdo te sea más grato y perdones mi inconsciencia. Te amo con desesperación. Andrew, en un campo del sur de Francia, a 20 de marzo de 1939.
looks really really delicius!!! :)
ResponderEliminardiary from my Paris:
http://meonia-wise.blogspot.fr/
Thank you very much!!! :)
EliminarÁngeles, que buena pinta tienen...wuauuuu!!!
ResponderEliminarY de sabor tienen que estar increíbles...mandarina y plátana...ufff...
Un abrazo,
María
Gracias María, aunque soy más de nocilla, la verdad es que estaban buenísimos!!! jaja
EliminarTengo me ponerme al día con esta historia, me da la impresión de que tengo que conocer bien los demás capítulos para seguirla como es debido. Y aunque algo más contemporánea me recuerda a una carta que encontré en una casa abandonada en la que entré hace un par de años, una carta de principios de siglo y todavía perfumada (increíble), un gran hallazgo.
ResponderEliminarRespecto a los cupcakes, me han entrado muchas ganas de saborearlos, a las mini frutitas son adorables.
Besos miau!
Si, para entender la historia deberías empezar desde el principio, puedes ir desde la primera entrada al final, aunque te resultará más cómodo pinchando el la pestaña de lady Victoria (arriba), allí tienes todas las cartas por orden de publicación.
EliminarLo de tu carta es genial!!! Lo nuestro es una invención, es un relato que está creando mi marido, no existe ni el libro de recetas ni las cartas, todas son creadas por el. Me alegra que tengas interés en seguir la historia. Gracias!!!
Que bonitos te quedan, yo consigo dominar la manga pastelera. Me has picado con lo de la carta, así que me voy al principio de Lady Vicyoria ya.
ResponderEliminarBesitos
Es práctica, solo eso, y la boquilla adecuada, en mi caso suelo utilizar la 1M de Wilton. Me alegra haberte metido la curiosidad en el cuerpo. Espero que te guste!!!
ResponderEliminarUn beso
Me parece fantástico este blog, la idea de las recetas con el relato es muy diferente a todo lo que había visto, me voy a quedar por aquí, y tendrás que darme un poco de tiempo hasta que me ponga al día con el relato, de paso te invito a que pases por mi blog, te conocí en la fiesta de enlaces de Blanca.
ResponderEliminarBesos
Raquel
http://raqueljimenezbisuteria.blogspot.com.es/
Hola Raquel, encantada de tenerte por aquí y de que te guste el blog, por supuesto que te doy tiempo, faltaría mas!!! En la pestaña de la cabecera del blog donde pone lady Victoria, tienes todas las cartas ordenadas desde la primera a la última. Creo que así resulta más fácil y rápido ponerse al día.
EliminarMe paso a ver el tuyo ya mismo.
Gracias y un beso
oh la la...! qué preciosidad... y esas frutas en miniatura? :D
ResponderEliminaralucino con tu "marío" qué escritos más buenos! enhorabuena a cada uno por la parte que os toca!
Jajaja!! gracias guapa, se lo transmito que se alegrará, muaack!!
Eliminarjiji... es que... qué monería! un post... trabajo de dos! ;D
EliminarMe encanta el blog. Es una manera muy original de presentar tus recetas. Yo soy una devoradora de novelas y Lady Victoria me ha enganchado. ¡Enhorabuena a ambos porque el blog no tiene desperdicio!!
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias!!, me encanta que te haya enganchado lady Victoria, me alegra saber que cada vez somos más los que la seguimos. Saber que gusta anima a seguir.
EliminarUn beso!!
Que mezcla más buena!! Me apunto para probarlos.
ResponderEliminarBss.
Su.
Estaban muy ricos, gracias Su.
EliminarUn beso.
lovelovelove!
ResponderEliminarThanks, thanks,thanks
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