jueves, 17 de enero de 2013

Galletas de mantequilla (para decorar con glasa)



En tardes de invierno, oscuras y frías, echamos unos leños a la chimenea y de cuando en cuando nos juntamos las amigas frente a una taza de chocolate caliente y unas galletas con las que olvidar los rigores de estos tiempos convulsos. El descubrimiento de Victoria ha abierto un debate sobre hechos pasados y sobre sentimientos desbocados; cada una aporta su granito de arena, intentando desenredar la madeja de una existencia que se nos hace difusa y que nos mantiene expectantes ante días venideros. Hoy he decidido leerles la segunda de las cartas y sus caras denotan un interés creciente que como ellas espero compartáis.
Ya sabéis, seguid leyendo este post y descubriréis como continúa la historia de mi dama.

Hoy vamos a preparar unas galletas de mantequilla, para en el próximo post decorarlas con glasa; aunque también están riquísimas sin decorar, nosotros siempre guardamos unas pocas para tomar sin decorar en el desayuno. Espero que os gusten.



La receta es de Julia de Postreadicción, yo solo la modifico en función del sabor que quiero darle. Salen perfectas.

Ingredientes:

-250 gr de mantequilla
-175 gr de azúcar glas tamizado
-500 gr de harina
-1 huevo grande a temperatura ambiente
Dependiendo del sabor que queramos:
-una cucharadita de aroma de vainilla (si las queremos con sabor a vainilla)
-la ralladura de un limón con su zumo (si las queremos con sabor a limón)
-la ralladura de una naranja con su zumo (si las queremos con sabor a naranja)
En este caso las he hecho de naranja.
Cuando quiero hacerlas de chocolate, simplemente sustituyo 50 gr de harina por 50 gr de cacao en polvo (en mi caso Valor).



Yo utilizo mi Kitchen Aid, es una máquina amasadora estupenda, pero antes de tenerla me apañaba con mi batidora y terminaba a mano. Vamos a ello.

Con las palas planas, batimos la mantequilla a velocidad baja 2 minutos, parando si es necesario para bajar lo que queda en las paredes del bol. Añadir el azúcar de cucharada en cucharada, habiendo bajado la velocidad al mínimo. Es el momento de darle sabor, añadir aromas o ralladura y zumo, en el caso del limón y la naranja (vainilla, limón, naranja,..., como veis las opciones son infinitas). Vamos añadiendo el huevo ligeramente batido muy poco a poco, hasta que no se integre, no añadiremos más. Cuando terminamos con el huevo, vamos añadiendo la harina a cucharadas y sólo mezclaremos hasta que quede bien integrada la harina.
Hacemos una bola con la masa y dividimos en 2 porciones (podéis dividir en 3 si os resulta mas cómodo).
Cogemos uno de los trozos y estiramos entre dos papeles de hornear con el rodillo, dejando la masa de unos 6 mm de gruesa. Hacemos lo mismo con todos los trozos, se colocan en la bandeja de hornear, sin retirar los papeles de hornear, uno sobre otro (dejando el mas grande debajo para que no se deformen).
Los llevamos a la nevera y los dejamos un mínimo de 3 horas. Sacamos la masa, le pasamos el rodillo por encima varias veces para igualar y cortamos las galletas con los cortadores que hayamos elegido. Es muy importante que todas tengan un tamaño similar para que nos queden horneadas por igual. Una vez cortadas y colocadas en la bandeja de hornear, llevamos de nuevo a la nevera unos 15 minutos. Vamos juntando la masa restante de los recortes y enfriando para volver a cortar, así hasta terminar con toda la masa. 
Llevaremos al horno a 180 grados durante 10 minutos. Yo las coloco en la segunda altura del horno, contando desde abajo y quedan perfectas. Una vez horneadas dejamos 4 o 5 minutos y pasamos a una rejilla hasta que acaben de enfriarse.
Ya tenemos nuestras galletas listas para ser decoradas.
Sin mas entretenimiento, vamos con nuestra carta.


Querido Andrew:
Pasado el invierno, la primavera ha inundado de luz las calles y los parques del East End, las gentes pasean buscando un resquicio de esperanza en estos tiempos sombríos. La guerra en Europa y la crisis en América han dejado un panorama desolador. La miseria y la escasez se extienden por donde mires y todos andamos temerosos, en especial los judíos, conmocionados por las noticias llegadas allende las fronteras. Los que trabajan en el ladrillo miran con recelo los comercios eludiendo el parentesco. Casi sin huevos y con la harina a precios escandalosos, me cuesta mucho mantener a flote el obrador y cada jornada me pregunto qué me deparará el destino.
Entre tanto, nació María del Carmen. ¡Si la vieras! Con su carita sonrosadita y rellena, te la comerías a besos. Ella es mi luz en estos tiempos de oscuridad y soledad. La miro y te veo a ti, rubicunda, de manitas gordezuelas y pelo ensortijado, ojos grises y mirar alegre. Tan solo en su color aceitunado adivino mi simiente. Eso la hace bella. Y en cada anochecer me pregunto qué le deparará el futuro, cómo hacerle venturoso el porvenir. No tengo respuestas. Te las llevaste con los vientos del invierno para dejarme helada.
El trabajo me va consumiendo y cada día me quedo sin fuerzas dormida frente al fuego. Gracias a la labor de la Sra. Watson, la del tercero, siempre tan solícita y amable. ¡No sé qué haría sin ella! Se ha encariñado de la pequeña y reparte sus labores en cuidarla como si fuera suya; la pobre, viuda y sin hijos desde la Gran Guerra. Nos hacemos mutua compañía.
Nació el 15 de mayo y la bautizamos en St Mary´s unos pocos vecinos. Comimos unas galletas en la tahona y les convidé como pude a cerveza en el pub. Todos me preguntan por ti, y yo a todos engaño. Te creen en España, donde intuyo te encuentras. Mi preocupación va tornando en sufrimiento. No obstante, con certeza sé que vives, lo siento en mi interior con cada pálpito y en cada amanecer arreglo mi figura frente al espejo y pienso que me miras. De nuevo he retornado a la escritura, sin una razón concluyente, sólo con la esperanza de que algún día puedas leer estas líneas.
Para ello acudo a la embajada en busca de consuelo. Los funcionarios se afanan en darme consejos de paciencia y entrega, poco resquicio para quien nada en la amargura. Sigo en el amor, varada en el pasado y cierta en el porvenir. Acabaré por encontrarte, no tengo ninguna duda. Tuya en la distancia. Victoria, Londres a ocho de junio de 1937.

2 comentarios:

  1. Te han quedado perfectas!!
    Yo tambien quiero aprender a hacer galletas, son mi tarea pendiente!!
    Vengo de la fiesta de enlaces y me quedo para seguir tu trabajo!
    Encantada de conocerte! Un beso!

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  2. Hola Angeles, ultimamente miro todo lo que encuentro sobre galletas y así llegué a tu receta. Es parecida a la que tengo yo y pronto llevo idea de hacer algunas entradas sobre galletas. Como siempre me quedo anonadada con las monas que son las tuyas :) Un beso :)

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Me gustan tus comentarios, me encanta leerlos todos, gracias por molestarte en escribirlos.

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