Cupcakes de nocilla

Estos primeros días del año están resultando agotadores. Al menos Carlota disfruta de las rebajas y no se ha mostrado tan insistente en sus demandas. El frío se ha instalado y la rutina condiciona nuestros quehaceres dejándome poco margen para la cocina. Deseo reencontrarme con ellas y desvelar algún misterio que quedó en el aire. Nos veremos fuera y aportaré unos cupcakes en compensación por el suspense que he ido creando. Todas me preguntan por Victoria, pero debo emplazarlas a la tarde. Me gusta ver sus caras preguntándose qué será lo siguiente que desvele; si podrán o no sonsacarme parte de un futuro que ni siquiera yo sé si llegaré a comprender. Y lo que les leeré a ellas, tú ya puedes hacerlo.

Aunque primero vamos con la receta de hoy.

Receta del bizcocho del libro de Alma, Objetivo: Cupcake perfecto, he modificado la crema, utilizando crema de mantequilla de merengue suizo, a la que he añadido 150 gr de nocilla al final. Deliciosos!!

Ingredientes:

Para el bizcocho:

-115 gr de mantequilla

-220 gr de azúcar blanco

-3 huevos

-180 gr harina

-40 gr de cacao en polvo sin azúcar (yo utilizo la marca Valor)

-1 y 1/2 cucharadita de levadura

-120 ml de leche semidesnatada

-1 cucharadita de extracto de vainilla

Para el relleno he utilizado una cucharadita de nocilla

Para la crema de mantequilla de merengue suizo con nocilla:

-4 claras de huevo

-200 gr de azúcar blanco

-300 gr de mantequilla

-150 gr de nocilla

Precalentamos el horno a 180 grados y ponemos las cápsulas de papel en la bandeja. Tamizamos la harina con el cacao y la levadura y reservamos. Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que tenga un color más clarito. Añadimos los huevos de uno en uno, hasta que no esté integrado el primero no añadimos el siguiente. Seguimos con la mitad de la harina y batimos a velocidad baja solo hasta integrar. Añadimos  la leche y el extracto de vainilla y mezclamos. Solo nos quedará echar el resto de la harina mezclando a velocidad baja lo justo hasta integrar.

Repartiremos la mezcla en las cápsulas, llenando solo hasta 2/3 partes y horneamos 22-25 minutos a 180 grados. Dejamos que enfríen ligeramente en el molde 5 minutos y pasado este tiempo sacamos a la rejilla donde acabaran de enfriarse.

Una vez bien fríos, con un descorazonador de manzanas, sacamos parte del centro y rellenamos con una cucharadita de nocilla, poniendo la tapita.

Preparamos nuestra crema de la siguiente manera, Ponemos las claras de huevo en un bol al baño maría con el azúcar, hasta que este se disuelva (sin parar de remover). Pasamos las claras a la batidora y empezamos a montarlas, tardan un rato, no os preocupéis. Cuando veamos que empiezan a hacer picos blancos, comprobamos que el bol no esté muy caliente y vamos añadiendo la mantequilla sin parar de batir a velocidad media. Veremos que la mezcla se corta, pero seguimos sin preocuparnos, porque en 10 minutos aproximadamente conseguiremos la crema de mantequilla más suave que podáis imaginar. Entonces es el momento de añadir la nocilla y mezclar hasta que esté integrada.

Ahora si, vamos con nuestra carta.

Querido Andrew:

Hoy he conocido a un ángel. De manera fortuita, pero me ha devuelto a la vida. El año ha transcurrido con abundantes pesares. Unido a la ausencia de noticias tuyas que me van consumiendo, hay que añadir las que llegan del frente español, cada vez más descorazonadoras, con la mayor parte del país en manos nacionales, ¿dónde habrás ido a parar? Calladamente, Londres parece prepararse para la guerra, se habla de un rearme armamentístico, pese a la connivencia de Chamberlain con Hitler. Pero los ciudadanos pensamos de otro modo. No nos dejarán quedarnos al margen, y aunque no deseo la contienda, entiendo que volver la vista hacia otro lado nos quitaría la autoestima.

Tu hija crece sin denuedo; procuro que ella y Julen, quien ya vive con nosotras tras múltiples vicisitudes burocráticas, estén bien alimentados pese a la carestía de alimentos esenciales. Ellos parecen ahora contentos y felices, y poco a poco Julen va recuperando la sonrisa y abandona el abatimiento para centrarse en nosotras. Me alegra sobremanera. Y a él debemos agradecerle, de manera involuntaria, la aparición de una persona que me ha reconfortado. Se llama Annie Murray y trabaja en el St. Gerorge´s Hospital como enfermera. No temas, Julen se ha quemado con la masa del pan y he ido a que le tratasen las quemaduras; al parecer Annie cogió experiencia en su tratamiento atendiendo a soldados heridos por armas de fuego. Cuando me he enterado de que estuvo en España durante parte de la guerra me ha dado un vuelco el corazón. He intentado hablar con ella. No ha sido fácil, sus recuerdos la estremecen, pero al ver mi desaliento ha accedido a que nos viésemos fuera del hospital. Y aunque todavía no puedo creerlo¡me ha dado noticias tuyas! ¿no te parece extraordinario? Son las primeras desde que te fuiste y han confirmado mis sospechas.

Estás en España, y la viste, fue en Barcelona, en San Pablo donde ingresaste con los dedos de los pies congelados, pero vivo, después de la batalla del Ebro. Sí, fue ella quien te trató. Te ha reconocido por la foto de boda que le he mostrado, pese a resultarle un ser distinto.

Annie es un alma sin fronteras; habla calladamente, con un tono bajo al que cuesta acostumbrarse, sin embargo rezuma vigor por sus poros y mantiene viva la esperanza en que todo acabe bien. Yo ya no comparto su optimismo. Pero no la contradigo.

Tras el primer contacto ha venido a verme en más ocasiones. Temo que no volverá a España, pero al menos he reducido el área de tu búsqueda. Me ha aconsejado que escriba al hospital en Barcelona por si mantienen alguna referencia tuya. Allí te mando mi misiva, llena de esperanza, con renovado ímpetu. Las tardes que paso con ella es como si te tuviese a mi lado; sus ansias libertarias, sus esperanzas en un mundo justo, su amor por el arte y por una cultura que muere entre estallidos de granadas y bombas que mutilan. Ha visto tanto; ha sentido tanto dolor, que a veces nos sorprendemos llorando amargamente tras una tranquila charla y sin saber cómo, acabamos abrazadas, como dos mundos que abrazasen su destino. Se ha acostumbrado a mis dulces e intenta aprender a trabajar la harina, los huevos, el aceite y el azúcar. Canta a María del Carmen las nanas de su infancia. Una persona joven que parece anciana por vivencias del pasado. Quisiera devolverle tanta dicha como ella me ha dado. Quiero conservar su amistad en tanto sea posible. ¿podrán nuestros caminos seguir parejos en el futuro? El tiempo dictaminará, entre tanto, disfruto con sus silencios, con su tácita sonrisa. A ella sí puedo hablarle de un amor que perdura en la distancia. Ella me entiende. Ella me quiere. Victoria. Londres, a 20 de julio de 1938.