jueves, 19 de septiembre de 2013

Bizcocho de las Carmelitas Descalzas de Sevilla



Sentados en el salón, con un libro abierto en el regazo y abstraídos en su lectura, olvidamos por un momento el trajín de cacharros en la cocina, el ir y venir de pequeños pasos moviendo cucharas, boles y cajones. Una llamada constante me reclama y acudo presta a supervisar una elaboración sencilla pero resultona, en la que se han enfrascado estos pequeños pinches elevados a categoría de reposteros. Sus pequeñas manos húmedas absorbiendo la harina, los rostros sudorosos por el esfuerzo moviendo la masa, la sonrisa pegada a la cara. Llamo a mi marido para que no pierda detalle de la escena y ambos nos reímos ante la implorante solicitud de auxilio de los niños. ¡Qué momento más dulce, en todos los sentidos!
Vamos a ello.



Este bizcocho lo preparaba con mi madre siendo cría, seguro que muchos lo recordaréis si os digo que partía de un vaso de masa que te daba una amiga junto con un papel con las instrucciones a seguir durante diez días. Fácil y muy rico.

Día 1: Verter el vaso de masa en un recipiente y añadir un vaso de harina y un vaso de azúcar (no remover)
Día 2: Remover la mezcla.
Día 3: No tocar
Día 4: No tocar
Día 5: Añadir un vaso de azúcar, un vaso de leche y un vaso de harina (no remover)
Día 6: Remover
Día 7: No tocar
Día 8: No tocar
Día 9: No tocar
Día 10: Vamos a preparar nuestro bizcocho.

Ingredientes:
-2 huevos
-1 vaso de azúcar
-1 vaso de leche
-1 vaso de aceite de oliva virgen extra
-2 vasos de harina
-1 sobre de levadura royal
-una pizca de sal
-nueces, pasas, manzana (opcionales). A mis peques les gusta más sin nada.

Retiramos tres vasos de masa que regalaremos a 3 amigos para que sigan con la cadena del bizcocho.
Al vaso de masa añadimos los huevos batidos con el azúcar, seguimos añadiendo todos los ingredientes líquidos al bol y mezclamos, por último añadimos la harina que removeremos hasta integrar.
Echamos en un molde (en mi caso cuadrado de 25 cm), espolvoreo con azúcar blanquilla abundante y horneamos a 180 grados durante 40 minutos (vigilando cada horno).
Dejamos enfriar y a disfrutar.

Nota: En caso de no disponer de un vasito de masa regalado para el bizcocho (como me ha pasado a mi), siempre podéis empezar con un vaso de la masa madre que vimos aquí.  Así lo hemos hecho y el resultado ha sido perfecto.

Vamos ahora con nuestro relato.



Inesperadamente, Margot ha sorprendido a Carlota presentándose en Londres sin preaviso. Un viaje relámpago para bucear en archivos fotográficos del Museo de Guerra ha sido la excusa perfecta para escapar unos días del inclemente tiempo bonaerense. Londres, estos días postreros del verano, luce un sol inusual y Carlota me ha referido su inmensa alegría en el concertado encuentro. Era domingo y Margot disponía de todo el tiempo del mundo para conocer de primera mano aquello de lo que tanto le habíamos hablado. Han quedado en horario vespertino y encaminado sus pasos hasta el East End; allí Carlota le ha enseñado el Columbia Flower Market, en Spitalfields, recorriendo con pausa sus calles atestadas de pequeñas tiendas de variados colores, con simétrica perfección de ladrillos y escaparates. Las flores se expanden por las aceras de bajitas fachadas en un mosaico multicolor de fragancias desconocidas. Los vendedores exponen su mercancía ante los curiosos ojos de los turistas y de los vecinos que comprarán las plantas para poblar sus jardines de cualquier barrio de la capital. Pese a madrugar ya hay quienes recogen sus pertenencias finiquitada la venta de sus existencias y desnudando la calle de la alfombra florida. Al margen quedan las pequeñas tiendas de artesanía, las boutiques y minúsculos restaurantes con unas pocas sillas en su exterior. Margot se ha mostrado sumamente sorprendida antes de arrivar al Canary Wharf. Carlota le explica su importancia como muelle de carga en el siglo pasado, algo inaúdito si tenemos en cuenta que los banqueros y oficinistas han sustituido en sus calles a los marineros y estibadores. En uno de sus elevados edificios se detienen, ascienden a la cúpula y se disponen a comer. Rápidamente surjo en la corversación, así como Victoria y sus hijos. Bajo sus pies, en uno de los altos pisos de la Tower Wharf, se abre el barrio por donde vivieron Suri, Annie o María del Carmen. Raudas toman el teléfono y me llaman, de un lado para provocar mi envidia, dados el lugar y la compañía; de otro, para pedirme insistentemente que les lea alguna de las cartas de Victoria.
Pese al poco tiempo de que dispongo y haciéndome un tanto la interesante, abro mi bolso y extraigo el pequeño librito para comenzar a leer. Al otro lado un altavoz resuena:

Querido Andrew:
Tenerte estos días pasados en casa ha sido un gran consuelo y un apoyo inmenso. Los chicos andan ahora enfadados por tu partida y me cuestiono si no habrá sido contraproducente. Veo a Julen algo más explícito, menos taciturno. Todavía os veo a ambos sentados uno frente al otro, ajenos al mundo circundante, en un salón en penumbra. Yo peinando a María del Carmen y haciendo oreja al otro lado de la puerta. Distingo con claridad tu voz en un español impostado mientras bajito le cuentas a Julen cosas de su tierra. Quiere saber y es justo que pregunte; ambos le debemos un pasado. Tú estuviste allí, en esa tierra que le vio nacer y viste sus gentes y caseríos, su vida apegada al terruño, su penoso trabajo y sus pueblos en ruinas. Con tu cercanía renace en su alma un sentimiento filial nacido de la ternura que le manifiestas. Estoy conmovida y no puedo dejar de escucharos. Es tan insistente que debes contarle cómo fue aquél ventiséis de abril en que las gentes se entregaban a sus tareas cotidianas, amenazados por la proximidad del enemigo, pero en las corrientes actividades demandadas por un día laborable.
Para entonces Julen ya estaba en Santurce esperando el momento de su partida. Nadie le contó nunca de las sirenas sonando en las fábricas de su pueblo, ni de las banderas agitadas avisando del peligro feroz que surcaba un cielo enmarañado. Todos corriendo temblorosos hasta los pocos refugios repartidos por una ciudad amenazada; también sus padres, quizás aliviados de su carga, saldrían de sus casas ajenos a los animales y los aparejos dejados en barbecho para adentrarse en el refugio de la iglesia de Santa María, donde tantas veces Julen se había arrodillado, asistido a los oficios, vigilado de cerca por la mirada inquisitoria del párroco local. Falló un refugio inacabado de chapas de hierro mal instaladas, de maderos inseguros y tierra removida. Sobre sus bóvedas cayeron sin descanso, durante varias horas, kilos de metralla y bombas incendiarias. En muy poco tiempo todo se vino abajo, casi la totalidad de las construcciones se hicieron añicos, la población huyó despavorida, algunos cayendo entre las piedras del camino para no levantarse más, otros sometidos al peso del escombro en sus propias viviendas. El fuego se extendió como una horda; chillaban los animales, lloraban los pequeños y los ancianos lloraban. Y al final de la tarde, enmudecido el reloj de la torre, silencio para honrar a los muertos que quedaron, para buscar entre las ruinas algunos cuerpos sepultados. Todo silencio bajo el ensordecedor barullo de la ira.
Julen aguantó la charla con firmeza hasta que se desmoronó en tus brazos. Su dolor surgió como un torrente empapando tu camisa. También tu lloraste aunque después te atrevieses a negarlo en mi presencia. Ante mis ojos surgiste más hombre que nunca, más padre de lo que habías demostrado hasta entonces; levantaste la tormenta para que encontrase la calma. El saber nos hará libres, citaste de algún rincón de tu memoria. Ahora Julen está atado por el recuerdo y no por la incertidumbre, a cada paso te nombra esperando tu regreso. Convertido en hombre te necesita más que a mí, tu sola presencia le ilumina e insistente pregunta sin desmayo cuándo se anuncia tu retorno. Vuelve pronto a nuestro lado pues no es sólo él quien requiere tu persona. Les llevaré al puerto y al mercado de las flores donde se respira un clima de vida sosegada, de normalidad y de armonía contenida. Si llegases antes del domingo, sería precioso que nos acompañaras. Tantas veces fuimos a oler caléndulas, rosas o narcisos, que al volver siento tu cuerpo paseando junto al mío. Te amamos en la distancia, Victoria, Londres , otro domingo cualquiera del fin de la guerra.

Por entonces debía de ser un joven tan alto como Andrew. A sus quince años entendería las palabras de su padre adoptivo y no por sabidas dejarían de hacerle daño. La nómina del dolor se desparrama por los confines de un siglo para el olvido. Imagino a Victoria llorando al otro lado de la puerta, conteniendo sus ansias por consolar al niño que fuera otrora, paralizado el cuerpo por el sufrimiento del infante que se esconde en un cuerpo maduro. Con qué fragilidad se quiebra el junco a merced del viento, pero también con cuanta fortaleza recupera la postura. Viajo a los muelles hoy olvidados del East End, cuando la tarde da sus últimas bocanadas, pues también yo desearía estar en Canary Wharf junto a mis amigas, tomar el té y algún bizcocho recién horneado en el Four Seasons mientras imaginamos una familia tomada de la mano, cinco almas distintas, caminando entre parterres repletos de calas, gladiolos o peonías.




13 comentarios:

  1. Me encanta este bizcocho! Y te ha quedado fantástico y además, es tan divertido de preparar!!!
    Besos

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  2. Qué rico es este bizcocho¡ Yo tuve la suerte de que hace un mes me regalaron un vaso de masa madre y me encantó el bizcocho y toda la parafernalia que hay que seguir para hacerlo.
    Yo lo bauticé como bizcocho de los 10 días :)
    Besos

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  3. Al principio al leer el título del post me había pensado que era una receta de las monjitas. Son fantásticas en hacer dulces. Ahora ya se que es una receta de tu madre, casi mejor que una madre nunca falla. Es muy sencilla de hacer, o eso parece, que con mi destreza en la cocina... además puedo sustituir la harina por maizena para que lo pueda tomar Pilu. Este fin de semana estoy deseando ponerme al día con "nuestro relato" Besooos 40ytantas ¡¡¡Uy, Uy! que estoy viendo a la drcha. una tarta que me he perdido de chocolate y parece caramelo para allá voy...

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  4. Hola preciosa, siempre he admirado quien es capaz de hacer este bizcocho!!! Madre mia, jolines, ojala pudiese hacerlo, me parece una maravilla, de verdad, no sé, es un bizcocho que su preparación me sorprende, la primera vez que oí hablar de él, me quedé alucinada!! Te ha quedado genial y me encanta el corte que tiene! Un besito preciosa y feliz finde

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  5. Excelente bizcocho!!
    Y el relato, va sobre ruedas...
    Un abrazo.

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  6. Maravilloso el bizcocho. Y me encanta leerte. Gracias por la receta. Un besico.

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  7. Ahhh ¡¡¡¡¡
    Que ganas tenía de tener la masa madre de este bizcocho. Lo he visto en muchos blogs, pero sin esa masa.
    Gracias, gracias y gracias.
    Un beso enorme


    Mercedes
    Como siempre, el relato ¡genial¡¡¡

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  8. Aiii, Angeles, cuanta paciencia por favor! Tengo que reconocer que nunca fuí capaz de seguir una cadena de cualquier tipo, encima esperar 10 días hasta hacer el bizcocho bffff!!! Eres una santa si tienes tanta paciencia... Eso si, la pinta espectacular :)
    Muchos besos :)

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  9. Yo también ando en el lío de la masa madre, pero aún no he publicado nada. Este precisamente no lo he hecho aún, pero está en la lista.
    Un besote y feliz finde.

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  10. Hola, soy Silvia, del blog Travesia www.blogtravesia.blogspot.com Te he nominado al premio Liebster Blog Award Te dejo el enlace al post http://blogtravesia.blogspot.com.es/2013/09/nominada-al-liebster-blog-award.html#comment-form
    Un besazo muy fuerte.

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  11. Te puedo dar entonces la dirección de mi casa...jejejejej quiero probar tu bizcocho!!,

    Que bonito la imagen q relatas de tus hijos con las "manos en la masa" y nunca mejor dicho...

    Un besazo

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  12. Desde luego que ya veo que tienes una mano , para los bizcochoa maravillosa, yo tengo mucha gana de hacer este, a ti te ha quedado perfecto, con un corte que da gloria ver. Mil besicos amiga

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  13. Angeles!!! Se buenita y dame uno de esos vasitos si..... Asi seguro que lo hago!!!
    Algun dia los sorprendere con mi presencia en su tierra.... Aguantara la masa??? Jijijiji

    El relato como siempre encantador, produce muy grata impresion en los sentidos

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Me gustan tus comentarios, me encanta leerlos todos, gracias por molestarte en escribirlos.

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