lunes, 25 de febrero de 2013

Cupcakes de mandarina y plátano



Sólo teníamos un cabo del que tirar en nuestra visita al East End; así que con paso decidido nos plantamos en la fachada de la iglesia de St. Mary´s. Si no teníamos suerte nuestras esperanzas se verían truncadas de inmediato. Carlota era optimista, teniendo en cuenta lo riguroso de la burocracia eclesiástica en cuanto a los registros de sus feligreses; y aunque nos constaba que pocas veces acudirían a los oficios, en sus primeras cartas, Victoria mencionó el bautizo de María del Carmen. Esta pequeña iglesia de planta gótica, de amplias vidrieras y fachada de piedra; a pesar de su modestia trasciende un universo de gente obrera y abnegada, sin duda como lo fueron en otro tiempo, aquel al que deseamos acceder.

martes, 19 de febrero de 2013

Bizcocho de coco


Siempre que recuerdo París, vienen a mi memoria sus calles mojadas, la fina lluvia golpeando los toldos de los bistrots y la gente guareciéndose en los soportales, bajo la atenta mirada de las piedras que jalonan las riberas del Sena. Pero aquella mañana contradijo mi memoria y salió radiante, con un sol frío que inundó las calzadas de luz haciendo reverdecer los mejores jardines de la ciudad. La gente salió a las avenidas con una sonrisa en el rostro y el disfrute en la mirada. Rápidamente nos contagiamos del ajetreo de la gran urbe que bulle de vida en cada rincón. Un café caliente y nos pusimos en faena con celeridad.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Galletas de San Valentín





Todavía me tiemblan las piernas pensando en el hatillo de cartas que duerme en mi bolso. No sé el por qué, pero lo aferro como si tuviese un valor incalculable, un tesoro de papel, inédito hasta hace nada. Carlota me insta a que abra otra, ni siquiera presta atención a las fechas. También yo deseo saber más, pero debo mantener la calma y obedecer a un orden cronológico que facilite su comprensión. Se trata de acontecimientos apenas conocidos y cuya aparición me provoca escalofríos. Esa gente palpita en el pasado; eran carne y hueso recorriendo campos y veredas, famélicos personajes desprovistos de todo; quizás ya todos muertos. Tiene valor cada pliego que conserve pues haré pervivir una historia de antaño. ¿Tanto temor me provoca descubrirlo? Tan lejano en el tiempo y tan cerca en el corazón. He aprendido a querer a Andrew y me da miedo pensar en su final, quizás oculto entre sus letras. Mi vacilación no afecta a mi acompañante, quien con su infinita verborrea me hostiga para que satisfaga sus deseos. Me saca de mi ensimismamiento hasta que suelto: ¡Pesada, vamos con otra y luego te callas.!

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cupcakes de terciopelo rojo



Estoy nerviosa y casi no he podido desayunar. No importa, Carlota lo ha hecho por las dos, no se resiste a la repostería francesa. Hemos llegado temprano a la oficina de correos y el director de la oficina nos ha atendido amablemente. Nuestra demanda le ha provocado una enorme sorpresa, pues aunque tenía algún conocimiento de los acontecimientos narrados, nada podía
hacerle sospechar que un día alguien le iría con semejante petición. No obstante nos informa de que tras la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana , hubo un intento de recopilación de documentos vinculados a combatientes de la primera mitad de siglo. Eso hizo que las sacas que, efectivamente, residían en los sótanos de estafetas antiguas pasasen al Archivo Nacional, más popularmente conocido como CARAN (Centre d´Accueil et de Recherche des Archives Nationales), situado en la rue des Quatre Fils. ¡Claro, cómo no se me había ocurrido! Le agradecimos enormemente su explicación y llenas de impaciencia nos encaminamos a la rue de Quatre Fils.

domingo, 3 de febrero de 2013

Galletas para San Valentín




Carlota ha pasado la noche roncando aunque diga que ha dormido mal extrañando su cama. A mi los nervios no me han dejado pegar ojo. No sé lo que busco ni cómo hacerlo. Seguramente es una insensatez estar aquí. Pero al fin y al cabo, ¿no están los sueños hechos de insensateces?. Aprovecharemos la estancia para recorrer las calles de la luz, comiendo croissants y visitando las más afamadas pastelerías del mundo, no en vano algunas son mi paradigma: los macarons de Hermé o de Ladurée, los cupcakes de Synies, o los chocolates que llenan las patisseries de la ciudad. Ya el viaje será un éxito de michelines añadidos y grasas inevitables, pero habrá merecido la pena. Tras desayunar en el hotel quiero recordar a Victoria y leo otra de sus cartas, antes de enfrentarme a un pasado de inciertas consecuencias en la oficina de correos. Seguramente nada quedará, todo habrá sido destruido tras otra guerra, una ocupación y cambios de gobierno hasta el nuevo siglo. No diré que no lo he intentado.

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