jueves, 24 de octubre de 2013

Tarta de chocolate para Halloween


¡Ooohhhhhhhh!
Ha sido la expresión al unísono de los pequeños al llegar a casa, subir las escaleras para tomar la merienda y encontrar en la mesa de la cocina una tarta decorada con motivos de Halloween. Se acerca para los más pequeños esta fiesta anglosajona de reciente raigambre en cada rincón del mundo y ya preparan sus bolsas para llenarlas de caramelos y andar de puerta en puerta haciendo sonar los timbres con fuertes risotadas. Otro momento más para olvidar los acontecimientos que nos van amargando la vida y centrarnos en los pequeños detalles que nos llenan de alegría. Gracias a la inocente felicidad de los niños que por un puñado de golosinas te dedican una enorme sonrisa y un agradecimiento sincero. Va por ellos este trabajo lleno de cariño y detalles.



Este post va a resultar un poco más largo de lo habitual, pero creo que el resultado bien merece la pena.
Vamos por partes, primero con la receta del bizcocho. Es del libro Boutique de Pastelería de Peggy Porschen, uno de mis favoritos para bizcochos. Probarlo y os sorprenderá.
Es un bizcocho denso y con un intenso sabor a chocolate. Simplemente delicioso.

Con estas cantidades salen tres bizcochos cuadrados de 15 cm de lado. 
Yo para nuestra tarta hice las mismas cantidades por 1,5. Obtuve un bizcocho rectangular de 25x34, que corté por la mitad para rellenar y otro cuadrado de 23x23, que utilicé para formar las escaleras sobre las que coloqué la casita de galleta.

Ingredientes:
-250 gr de chocolate negro troceado o en gotas
-335 ml de leche
-570 gr de azúcar moreno
-210 gr de mantequilla ablandada
-4 huevos grandes
-365 gr de harina
-1 cucharadita de levadura en polvo 
-1 cucharadita de bicarbonato
-una pizca de sal
- 15 gr de cacao en polvo (yo utilizo Valor)

Precaliente el horno a 160 grados. Cubra los moldes previamente engrasados con papel de horno  y reserve.
Calentar la leche con el chocolate y 285 gr de azúcar moreno, removiendo con una espátula hasta llevar a ebullición. Reservar.
Batir la mantequilla con el azúcar restante y batir hasta que la mezcla blanquee y esté esponjosa. Batir los huevos ligeramente en otro recipiente e ir añadiéndolos poco a poco a la mezcla de la mantequilla mientras seguimos batiendo con rapidez. 
Tamizamos la harina con la levadura, el bicarbonato, la sal y el cacao en polvo. Añadir a la mezcla de mantequilla en dos tandas, removiendo lentamente hasta integrar.
Vertemos la mezcla de chocolate en chorro fino mientras seguimos mezclando a velocidad media.
Verter la mezcla en los moldes ya preparados y hornear de 30 a 40 minutos a 160 grados. 


Pequeños trucos

-Una vez cocidos dejar reposar 30 minutos fuera del horno.

-Estando todavía tibios cubrir con film transparente y dejar reposar toda la noche a temperatura ambiente. Así se mantienen jugosos y perfectos para pulir.

-Una vez cubiertos con film coloco la parte de arriba hacia abajo y por su propio peso si no tiene irregularidades muy evidentes queda muy bien. Así en nuestra tarta la parte que se verá será la más lisita. También se puede igualar con un cuchillo de sierra, en caso de que haya subido demasiado por alguna de las partes.

-Al resultar un bizcocho muy denso, me gusta preparar un poco de almíbar para mojar la base antes de rellenarla. Es sencillo, ponemos en un cazo 100 gr de azúcar y 100 gr de agua y llevamos a ebullición. Retiramos del fuego y dejamos templar.

-Para hacer las lápidas he forrado galletas Lotus speculoos con fondant y he pintado los detalles con rotuladores de azúcar.

-Para hacer las calabazas hago bolitas de fondant naranja a las que les marco las estrías con ayuda de un palillo redondo que apoyo sobre ellas. Para los rabitos hago fideos de fondant verde (igual que hacíamos de pequeños con la plastilina) y los enrollo sobre el mismo palillo durante un par de minutos, entonces lo desenrollo y lo coloco con ayuda de un poco de agua en el agujero que le he realizado el la parte superior de la calabaza. Para terminarlas corto pequeños trozos de fondant verde algo más gruesos y cerramos el agujero de la parte superior.


Para el relleno y la cobertura he utilizado una swiss merengue buttercream, o lo que es lo mismo crema de mantequilla con merengue suizo, en casa la crema favorita de todos para cubrir pasteles, cupcakes o tartas. La receta aquí. Podéis darle el sabor que más os guste, en mi caso no puse nocilla y solamente añadí una cucharada grande de pasta de vainilla.

Vamos con el montaje de la tarta, cortamos por la mitad nuestro bizcocho rectangular y untamos bien con el almíbar preparado con anterioridad. Ponemos 3 ó 4 cucharadas grandes de buttercream y extendemos sin llegar a los extremos. Tapamos con la parte cortada. 
Empezamos a dar una primera capa fina de buttercream por toda la tarta.
Cortamos del segundo bizcocho horneado, 3 cuadrados de tamaños distintos, de manera que al colocar uno sobre otro tengamos nuestras escaleras y ponemos en una de las esquinas de la tarta pegando uno al otro con una capa fina de buttercream. Terminamos cubriendo las escaleras con la crema. 
Dejamos enfriar, hasta que la buttercream endurezca.
Damos la segunda capa a nuestra tarta y procuramos que quede lo más lisa posible. Colocamos nuestros adornos de fondant, en mi caso, un árbol de lo más otoñal, una casita de galleta decorada con glasa que ya os enseñé en un post anterior, un camino a la entrada de nuestro cementerio hecho con losas de fondant en distintos grises y unas lápidas también de fondant.
Trituramos unas galletas oreo, metiéndolas en una bolsa de plástico envuelta con un paño y golpeamos con el rodillo hasta desmenuzarlas. Espolvoreamos el suelo de nuestro cementerio al gusto y colocamos sobre la galleta el resto de detalles, una familia de fantasmas no demasiado terroríficos, unas calaveras, unos huesos aquí y allá y una buena colección de calabazas, todo de fondant.
Para terminar colocamos alreredor una reja hecha de glasa teñida con colorante negro y llevamos a la nevera a enfriar.
A mis peques les ha encantado, ahora os dejo con la continuación de nuestro relato que como no puede ser de otra manera hoy también celebran halloween.


¡Susto o trato!
De esta guisa se presentó James, oculto bajo una pátina blanquecina que aclaraba su rostro y unos largos colmillos teñidos de rojo carmesí; el vuelo de su capa le confería un aire más triste que terrorífico y aunque bien caracterizado lo reconocimos al instante. En un primer momento nos echamos a reir viéndolo con su media sonrisa y su tierno aspecto de monstruo desolado. Luego, dejé que fuera Carlota quien lo enfrentase y tras saludarle cortésmente me escabulli en la cocina. A través de la fina hoja de la puerta pude escuchar las múltiples disculpas, las promesas y el encarecido amor profesado. Sabía que esas dulces palabras mellarían la resistencia de Carlota y que volvería a sus brazos con la renovada esperanza de una vida nueva. No más mentiras, no más medias verdades.También quise creerle pero algo en mi interior me decía que esa máscara ocultaba algo más que su rostro.
Extraje los caramelos de la bolsa y deposité tres de ellos en las manos de James.
Las oscuras calles se llenaron de pequeños grupos que alegres llamaban a los timbres para desespero de sus vecinos. Las golosinas iban llenando las bolsas y los críos más valientes se aventuraban por callejuelas solitarias mientras los pequeños se pegaban a las piernas de sus padres buscando la compañía que refrenase su miedo.
Ese muestrario de terroríficas figuras sacadas de la ficción me recordaron otros lobos con piel de cordero que han poblado del primer al último día del año las calles por las que transitamos. Me refiero a quienes con la mueca de una sonrisa camuflan aviesas intenciones sacadas a la luz en la más absoluta de las tinieblas; los que arrojan la piedra y esconden la mano, los que mienten a sabiendas del dolor que provocan y más de aquellos amparados en la impunidad de sus cargos, de su poder, que no dudan en pisotear, vilipendiar y ultrajar aquello que les molesta. Esos corderos que observan a la gente con suspicacia y recelo, intentan amedrentar bajo la apariencia de mansos para lanzar por sorpresa su fiera dentellada, hundir sus colmillos para saciar su sed y dormir plácidamente el enorme hastío que sienten por sí mismos. Son brujos que vuelcan sobre los indefensos sus más fieros conjuros, necesitan de la savia de otros seres para seguir sintiendo que están vivos. Sólo la masa les somete y atemoriza, la turba cuando unida se encorajina contra lo insostenible, entonces huyen con el rabo entre las piernas para buscar cobijo en sus oscuras madrigueras. Son gentes malsanas que debemos repudiar.
Todavía no sé si ha sido al ver a James que me han venido a la cabeza esas imágenes, pero no he podido evitarlo, aún siento repelús con su contacto y me muestro a la defensiva sin ambages sabiendo que en unos días Carlota regresará a Londres bajo promesas que me suenan a falsas por repetidas y conocidas. Suri salió por piernas y todavía sigue huyendo en mi memoria, los fantasmas que pasean las sábanas por las calles de mi ciudad no descansan a pesar del tiempo.

Me cuesta acostumbrarme a estas fiestas paganas tan alejadas de mi cultura cristiana. Recuerdo cuando me contaste la tradición de los celtas de celebrar el año nuevo el uno de noviembre y no entendí ese afán por la diversión en que se convirtió la víspera. María del Carmen sin embargo, influida por la alegría desbordada de sus compañeros de clase ha llegado cabizbaja por no tener todavía un disfraz que ponerse en tanto sus compañeros juguetean con pequeños objetos rescatados de cajones olvidados, afeando sus rostros, encorvando sus espaldas, cojeando o aullando. Apenas faltan unos pocos días y tengo que darme prisa en aprovisionarme de retal de tela negra, no muy fina pues el tiempo ha refrescado considerablemente, algún cartón que reconvertir en capirote de bruja y alguna máscara con que pueda asustar a los vecinos. Está intranquila sumida en sueños de demonios, momias y dulces. Todo se mezcla en su cabeza y por la noche se mueve inquieta en la cama. La tranquilizo contándole que se trata de recoger dulces bajo el auspicio de honrar a los santos desaparecidos; pero aún así, las historias recorren las aulas aumentando la desazón de los alumnos más pequeños. Para ahuyentar su miedo decido contarle la historia de Jack y de cómo su inteligencia le permitió burlar al diablo que desde hacía tiempo le tentaba.
Era Jack hombre bebedor y pendenciero entregado a los placeres de la vida sin rendir cuentas a nadie; de todo se reía y a todos asustaba con sus peroratas de borracho callejero. Una noche en que trastabillaba sus pasos debido a su inmensa borrachera se le apareció el diablo. He venido reclamando mi botín o lo que es lo mismo, tu alma, que al fin tan poco vale. Debido a su estado Jack apenas se inmutó y convidó al diablo a una última ronda. A la hora de pagar ninguno portaba dinero con que hacerlo por lo que el astuto de Jack el Tacaño retó al diablo a convertirse en moneda con que poder pagar y así demostrar su inmenso poder. Una vez realizada la conversión se guardó la moneda en el bolsillo junto a una cruz de plata que siempre llevaba y dejó encerrado al diablo hasta que éste le prometió no molestarle de nuevo hasta que no hubiese pasado un año.
Pasó el año y regresó Lucifer en busca de Jack; pero tampoco en esta ocasión estaba dispuesto a dejarse coger tan fácilmente y pidió una última voluntad: comer una manzana que en la copa del árbol se hallaba. Por ser tarea fácil Satanás en dos zancadas se izó en la cumbre y desde allí riendo llamó a voces a Jack para que viese tan sencilla hazaña. Pero al echar la vista abajo, confundidas las risas del diablo y del borracho, estaba Jack tallando hacha en ristre una cruz en el tronco. Un agónico grito surgió de las fauces del demonio , pues de inmediato comprendió que no podría bajar en dichas circunstancias. Cesaron las carcajadas de Jack y encaró a su enemigo con suaves palabras. Le concedería la oportunidad de escapar si renunciaba a su alma y le prometía ahuyentar la tentación que desde sus años jóvenes le llevaran al placer y a la bebida. No le quedó más remedio al diablo que acceder a regañadientes y sin dilación Jack hurgó en el tronco hasta borrar la cruz y dejar liberado a quien tanto mal le hacía. Desde aquel entonces no se le conocieron vicios ni melopeas que enturbiasen su recto proceder y fue un ejemplo de virtudes y sobriedad.
Pasarían varios años desde estos hechos, y a su muerte Jack intentó entrar en el reino de los cielos; al punto se le cerró el paso por sus atroces actos de su vida anterior y se le mandó al infierno. Tampoco allí fue bien recibido, pues el desplante a su morador no le había gustado demasiado. Su condena sería vagar durante la eternidad hasta el día del Juicio, siempre entre tinieblas en una noche sin fin.
No obstante se apiadó el diablo, y para hacerle más llevadera su suerte le entregó una calabaza horadada con un ascua dentro, de modo que vislumbrase el camino por el que debería vagar hasta fecha tan señalada. Por eso ahora ponemos calabazas en las puertas que ahuyenten los espíritus malignos.
María del Carmen mantenía la boca abierta escuchando en silencio tan asombrosa historia y se lanzó a mis brazos cuando le entregué una calabaza que con mucho ahínco había vaciado para colocar una vela en su interior y una pequeña asa hecha de alambre para poder portarla.
Con ella, una pequeña bolsa de hule y la emoción de una noche feliz salimos a la calle. Allí otros mocosos se nos unieron en un girigay de voces y gritos repartiéndose por los portales. La noche les trajo dulces y sustos y nadie recordó las sirenas ululando y el cielo henchido de haces de luz buscando un enemigo invisible.
Menos de una semana después celebramos el Bonfire Night; para entonces habías regresado de Nuremberg donde comenzaban los juicios por crímenes de guerra que habrían de conmocionarnos en el futuro. Lo que allí viste y oíste te dejó una huella que no pudieron borrar ni los fuegos, ni tu añorada hija, ni el amor de tu mujer. Juré que intentaría amarrar tu barco a mi orilla y no te dejaría partir de nuevo, pero fue en vano; escrito estaba que mi pequeña bruja sería mi consuelo. Tuya con los primeros fríos, Victoria.

Desconocía la historia de Jack y me pareció divertida e ingeniosa, así que se la conté a mis hijos, quienes al igual que María del Carmen se quedaron con la boca abierta. Cuando acabé salieron pitando y bajaron al jardín. Aunque las calabazas no eran demasiado grandes cogieron la de mayor tamaño, me hicieron vaciar su contenido y dibujaron la mueca en su firme peladura, colocamos un cabo de vela en su interior y lo sacaron a la puerta. La noche era plácida, miraron a ambos lados desiertos de la calle, se volvieron
hacia mí y me dijeron:
-¡Ahora estaremos más tranquilos!
Todavía no he parado de reírme.


20 comentarios:

  1. Querida Ángeles, necesito oxigeno, te lo prometo. Es que me he quedado extasiada viendo esta obra de arte, te lo prometo. Me he quedado sin palabras... alucinante... la reja es el novamás!
    Un beso y enhorabuena

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  2. Que preciosidad! Me encanta! Te ha quedado genial y súper original! Preciosa! Un biquiño. La Caja de las Delicias

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  3. Ohhh, también digo yo. Qué maravilla, vaya artista que estás hecha. Es preciosa, no le falta detalle. Yo he hecho unas calabacitas parecidas que pondré en el post de mañana. Enhorabuena. Un besico.

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  4. Angeles eres una artista maravillosa no tengo palabras de verdad eres única me ha encantado es IMPRESIONANTE Y PRECIOSO
    !!!! un besin !!!!
    el toque de belen

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  5. La madre que te parió!!!! no doy crédito… Por favor, por favor no te lo comas.
    Te juro que no había visto nunca nada igual. La verja es el apoteosis.
    Angeles, hija de mi vida, pero tú a qué te dedicas?
    Un beso
    Vir

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  6. Mi querida amiga, cuanto trabajo lleva esta preciosidad de tarta, es terrorifica cien por cien, pero al mismo tiempo divina, que razon tienes esa sonrisa de un niño al recibir su puñado de caramelos no tiene precio. Mil besicos tesoro

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  7. Eres una artista !!! Que pasada, de verdad. Impresionante. Un besito.

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  8. No me extraña que les haya encantado! me parece genial y la valla... maravillosa! Un saludo!

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  9. Que belleza de tarta!!besos
    dezazu.blogspot.com.es

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  10. Oye, que chulada Angeles!!! Me encanta tu tarta, parece de juguete de verdad! Me alegro ver que haces igual de bien todo los tipos de postres :)
    Muchos besos, feliz fin de semana :)

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  11. Hola Angeles, acabo de ver tu tarta y me parece espectacular, sobretodo me encanta la reja de glasa, menuda currada y queda en ese color fabulosa y ademas al ponerla todos los elementos cobran vida, jejejeje, bueno, ya sabes lo que quiero decir. Simplemente fabulosa.Bss

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  12. Que linda historia, no la conocia, se la contare tbn a mis hijos y niños conocidos, ohhh y colocare muchas muchas calabazas con velitas para estar re re segura!!!
    Y por encomienda ... me llegara una porcion de esa maravillosa tentacion????
    Hasta la proxima semana!!!
    Besos, cariños y abrazos!

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  13. Un cementerio de lo más tétrico,....¡Como tiene que ser!! Me encantan tus galletas, ...yo aún estoy en la prehistoria y hacer cosas como las tuyas me parece un reto fantástico.

    Te dejo el enlace de mi blog con el sorteo que tengo en marcha por si te quieres apuntar:
    http://cupcakesmagdalenashistoriadas.blogspot.com.es/2013/10/primer-aniversario-del-blog-un-sorteo.html
    Un besote.

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  14. Ohhhhh¡¡¡¡¡ Me ha quedado patidifusa, ojiplática y requetemuerta.
    Es increible la tarta que has hecho.
    Felicidades ¡¡¡¡¡¡¡¡
    Besitos.
    Mercedes

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  15. Me he quedado alucinada¡ Vaya pedazo de tarta¡ Maravillosa, no le falta detalle.
    Enhorabuena.
    Besos

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  16. Que entrada tan genial!! La tarta es una maravilla, de detalles y de presentación impecable. Enhorabuena!!! Muackkkkk

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  17. Haces maravillas eres un gran artista me encantan besos

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  18. ¡Estoy alucinada!! Es reja por favor!!! y la cas, y los detalles!! Ni me imagino las horas de trabajo. Terroríficamente espectacular!!

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  19. Las galletas de halloween de la calabaza me encantaron y me parecieron super originales, pero con la tarta me he quedado petrificada ¡Qué maravilla! Te va a dar pena comértela. Besooos 40ytantas

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  20. Bueno que cosa más bonita! Aunque no sean nuestras fiestas pero es irresistible no tener tan contentos y felices a los niños, con ella alucinan no solo ellos si no también nosotros.
    Besos.

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Me gustan tus comentarios, me encanta leerlos todos, gracias por molestarte en escribirlos.

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