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jueves, 9 de enero de 2014

Tarta "Frozen" con Olaf


Han cambiado los formatos, los dibujos y algunos personajes; pero al igual que nos emocionábamos con los clásicos animados de siempre, las nuevas generaciones también disfrutan con historias similares. Así llegó un buen día mi sobrino Sergio, entusiasmado con las peripecias de los nuevos personajes de la factoría Disney. Ver su cara risueña, su ancha sonrisa y sus ojos brillantes me hizo concebir la idea de sorprenderle el día de su cumpleaños (coincidente con el de Reyes) y hacerle una tarta alusiva a la película que acababa de ver. Cuando llegó el día, rodeado de los regalos que le fueron dando, entre tanto plástico, cartón y tecnología, me gustó recordar aquella niñez ya tan lejana a través de su mirada, de su alegría al soplar sobre un paisaje helado la vela de su séptimo cumpleaños. ¡Ojalá el futuro me depare muchas más oportunidades de complacerle!




Para el bizcocho he utilizado una receta del libro de Bea Roque que me encanta. Vamos a ello.


Ingredientes:
-375 gramos de mantequilla
-450 gramos de azúcar
-450 gramos de claras de huevo (yo las compro en mercadona, en refrigerados)
-750 gramos de harina
-90 gramos de harina de maíz
-3 cucharaditas de levadura
-1 cucharadita y media de bicarbonato
-media cucharadita de sal
-1 cucharada y media de pasta de vainilla homechef (opcional)
-750 gramos de buttermilk (Mezclamos 750 gramos de leche con 3 cucharadas de zumo de limón o de vinagre, mezclamos y dejamos reposar 10 minutos. Tendrá aspecto de leche cortada, así debe ser)

Precalentamos el horno a 180 grados.
Batir la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee. Añadir las claras poco a poco a velocidad baja, no añadir las siguientes hasta que no estén bien  integradas.
Añadir la vainilla.
Añadir la harina y el buttermilk en 4 y 3 veces respectivamente alternándolos, empezando y terminando con la harina. Batir sólo hasta integrar.
Repartir la mezcla en los moldes que vayamos a utilizar previamente engrasados y cubierto el fondo con papel de hornear.
En nuestro caso hemos utilizado un molde de 25x34 y otro de 25x25. Hornear durante 40 minutos (ya sabéis... dependiendo de cada horno, pinchamos con un palillo y cuando salga limpio estará listo).
Sacar del horno y dejar reposar sobre una rejilla 15 minutos. Desmoldar, dejar enfríar sobre la rejilla y boca abajo 45 minutos. Envolver en papel film y dejar reposar hasta el día siguiente.

Para el relleno hemos utilizado crema de mantequilla de merengue suizo y mermelada de melocotón.
Para la crema de mantequilla de merengue suizo con la que hemos rellenado y cubierto nuestros bizcochos hemos necesitado:
-200 gramos de claras
-400 gramos de azúcar normal
-600 gramos de mantequilla a temperatura ambiente

Ponemos un bol al baño maría con las claras y el azúcar sin dejar de remover para evitar que nos cuajen las claras. Ponemos un poco de la mezcla con cuidado de no quemarnos entre los dedos y cuando no notemos los granos de azúcar estará lista. 
Pasamos la mezcla al bol de la batidora y dejamos que se temple un poquito (para evitar que se nos derrita la mantequilla). Una vez templado ponemos en marcha nuestra batidora y vamos añadiendo la mantequilla a trocitos poco a poco, hay un momento en el que parece que la mezcla se ha cortado, es normal, lo importante es seguir batiendo (unos diez minutos) y obtendremos una crema de mantequilla finísima. En casa es nuestra favorita para rellenos.
Podéis darle sabor añadiendo pastas de frutas, nutella, nocilla, aromas,... al gusto de cada uno.
Una vez rellenada y dada la forma cubrimos con la crema. 
Olaf, y los árboles están hechos en fondant. El castillo helado y el camino, con caramelos de color azul y blanco machacados en el mortero y horneados sobre papel parafinado dándole la forma que necesitaba. Un poco de glasa blanca sobre el castillo de caramelo, colocamos todo sobre la tarta y espolvoreamos con coco rayado.
A mi sobri le encantó, ¿y a vosotros?


Este final de año de temperaturas frías y amaneceres nublados no me ha impedido pasear por las desiertas calles de la urbanización, someterme al escrutinio de un porvenir sin definir y dejar atrás un escenario desagradable y obsoleto. Hay un poso de tristeza en otro año que pasa, aunque en su conjunto haya sido malo, no sé si porque el venidero pinta todavía peor o porque las canas cada vez pueblan más mi cabellera. El caso es que intrigada por el pasado de Bessy, echo mano de la explicación que me aporta Victoria de esta buena mujer surgida de la nada y me entrego a una narración contundente y recriminatoria. Como ella lo cuenta os la narro:

Querido Andrew:
Aquella fábrica del medio oeste le dio la oportunidad de iniciar una vida fuera de las extensas plantaciones donde trabajaron sus antepasados. Un ligero equipaje, un matrimonio fracasado, y un retoño en los brazos eran el escaso hilo que la conectaba con su vida anterior. La ilusión renacida vino de la mano de un trabajo pesado que fue minando sus fuerzas; consumía su tiempo en idas y venidas, ajena al incipiente rechazo que causaba en quienes dirigían su destino. No tardarían mucho en quitarse las máscaras, en mostrarse tal cuál eran. Tuvo el error de no cambiar, de mantenerse íntegra cuando se le pidió actuar de delatora señalando con el dedo a quienes no cumplían sus tareas. Eso la condenó y fue el principio de su final. Su función devendría en agotadora, voraz para su cuerpo de mujer y poco a poco, como una flor alejada de su riego, los síntomas de su debilidad se manifestaron. Al principio molestias, luego dolor extenso. Le aconsejaron relajar su cometido, pero los capataces no estaban por la tarea. A cada petición de auxilio se le respondió con indiferencia y desprecio, a cada paso vacilante se le apercibió de las consecuencias. De nada sirvió que otros llevasen una vida regalada, de mínimos cometidos, sin aparente esfuerzo. Cuando se presentó finalmente ante quien debía velar por la salud de los trabajadores, el golpe fue demoledor. Quien apareció ante ella llevaba bata blanca, zuecos y un fonendoscopio rodeando su cuello (mejor hubiera sido una soga), pero no se podía decir que fuera
médico. De ser así no cabría la insolencia y el menosprecio manifestado cuando le dio a elegir entre su salud y el trabajo sin atender otras consideraciones, tales como el traslado a otra unidad más benevolente, el aprovechamiento de sus muchas cualidades, la permuta o rotación. No. La lapidaria respuesta de un hijoputa con pinta de pedófilo, de un matasanos con aura de enterrador, fue elevar el índice hacia la puerta y enseñarle el camino de salida. Que otros colegas opinasen lo contrario se la traía al pairo, sus presuntos conocimientos del cuerpo femenino, su indolencia hacia una profesión que le venía grande, su misoginia y frustración le hicieron volcar su ira hacia Bessy sin ninguna misericordia. 
Bessy buscó refugio en la patrona, envuelta en un mar de lágrimas le refirió su situación, su disponibilidad para afrontar nuevos retos y exigencias a cambio de frenar el mal que la aquejaba.
Y donde esperó encontrar consuelo, halló un corazón de piedra empeñado en zaherirla más que en aquietarla. Esa mujer era todo soberbia y petulancia; acostumbrada a los chupacoños que la jaleaban encontró en Bessy el chivo expiatorio, la razón última para demostrar su fuerza. Sólo una voz sobre el silencio, la emanada de su lengua de serpiente. Sólo un gesto de sarcasmo al darle pasaporte: “¡no hay otro sitio para ti!”, fue la sentencia. Bessy no pudo tragarse las lágrimas; durante días se debatió en una tempestad de frustración y dolor. Pensó en lo que perdía, en su cuerpo rebelado, en la inquina de una sociedad creada para los fuertes, inclemente con los débiles.
No se marchó por propia voluntad, la echaron los cabrones que se creyeron mejores al demostrar su poder, quienes pasean su indiferencia como sello de identidad mientras en el refugio de sus despachos se la pelan pensando en ellos mismos, los que miran con simpatía los cadáveres que siembran. No son esclavos, pero ellos sí que son los amos; gobernadores de vidas que se consumen para deleite de unos pocos henchidos de vanagloria. Bessy cayó en sus manos y se la comieron cruda, víctima de su independencia y de su libertad. Dijeron que no pudo soportarlo y se marchó, que por decisión propia emprendió otro camino. ¡Qué poca vergüenza! Si al menos tuvieran el valor de dar la cara; pero no, nunca lo hacen; se esconden como ratas detrás de sus economías saneadas, sus grandes residencias y sus ostentosos trajes de fulanas. ¡Con su pan se lo coman! Tal vez no sea mala cosa comer patatas con dignidad, mientras los hijoputas se sientan en torno a una langosta.
En este punto la hice parar. Mi indignación era tal que marqué mis uñas en su carne apretando en mi imaginación el cuello de esos desgraciados; mis ojos echaban chispas y por mi boca salieron enormes maldiciones: maricón, chulo, puta, golfa... Los transeúntes se volvían a mirarme escandalizados. ¿Cómo era posible que hubiese gente con esos sentimientos? No fue por su color, ni por su edad, sino por el hecho de ser mujer por lo que la jodieron, por lo que se ensañaron. En sus palabras denoto acritud, un odio ciego hacia esos seres despreciables. No obstante su rostro se muestra sonriente, sus ojos contemplan el futuro con el optimismo de los luchadores. Me agrada ser su amiga, me enorgullece formar parte de su vida y aviso a navegantes que aquí estaré, como un bastión indeleble para defenderla de malsanos agresores. Hoy soy una hoja, mañana un bosque. Tuya en férreo amor, Victoria. Nueva York 1951.




15 comentarios:

  1. Yo, todo lo que me sale bien, es por mi thermomix.

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  2. Qué bonita peli y que bonita tarta!!! No me puede gustar más, y ese Olaf tan encantador... me lo pasé pipa viéndola estas navidades con mis 4 hijos y tres de mis sobrinos... ya te puedes imaginar qué ambientazo...
    Un beso enorme

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  3. Por Dios, ¿qué si me gusta? Pues claro, qué pregunta.
    Esos pinitos con el toque en las puntas son una monada. Cuanto arte tienes en los dedos… hija mía.
    Y la tecnología punta para hacer el hielo? La releche.
    Besos
    Vir

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  4. Seguro que el futuro te permitirá sorprender y hacer feliz con tus tartas a los que te rodean. En esta tarta de Frozen te has centrado en el personaje más entrañable y divertido. Seguro que tu sobri se quedó heladoooooooo.
    Besos
    http://demimami-personalcakes.blogspot.com.es/

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    1. Seguro que tu sobrino disfruto mucho, la tarta es una preciosidad, la que cualquier niño desearia tener. Mil besicos cielo

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  5. Ángeles, qué maravilla de tarta, y qué bonito relato. Un besico y que pases buen fin de semana.

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  6. Qué tarta tan bonina! un verdadero paisaje invernal. Y el muñeco, precioso.

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  7. Ohhh, qué tartaza más bonita y más bien preparada. Se ve que con amor y cariño =)
    Me encantó la carta, el relato en sí. Un post precioso en todo su conjunto.
    Un besote!!

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  8. Madre mia ¡¡¡¡¡¡ Me ha encantado todo, pero lo del castillo no lo había visto nunca ....
    Alucinante ¡¡¡¡¡
    Besitos.

    Mercedes

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  9. Woooow Angeles, que tarta especial! Me encanta a mi, me imagino la cara de felicidad de tu sobrino! Buen trabajo, besos :)

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  10. es preciosa! felicidades por un trabajo tan bonito! besos ^^

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  11. Hola Ángeles!
    Qué paisaje helado tan bonito! Es todo precioso, el castillo, los abetos y el agua es una pasada! Seguro que tu sobrino quedo encantado con semejante tarta.
    Un beso muy grande!

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  12. Madre del amor hermoso !!! eres una artistaza hija que manos tienes Angeles, me parece todo espectacular, y maravilloso. A tu sobrino le encantaría, si es que da pena comerlo de verdad !!! ES UNA MARAVILLA !!
    Besinos
    El Toque de Belen

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  13. .Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.Muy bueno el relato , en toda la boca. Un beso.

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