Para quienes vivimos en Zaragoza o en su entorno, la llegada de las fiestas de El Pilar nos hace retroceder a la niñez sin remedio. Todos recordamos el algodón de azúcar y las manzanas de caramelo de las ferias, el ritual de la ofrenda con sus vistosos trajes , el circo y los payasos asociados a esas fechas, los fuegos de artificio y por supuesto, los cabezudos. Corriendo desde chicos entre coches aparcados, cantando alegres las rimas dedicadas a esos seres nacidos en la mitad del siglo XIX para disfrute y regocijo de los más pequeños, sorteando sus zurriagazos o recibiendo la azotaina entre las risas de los compañeros. Cuando encontré los dibujos que sobre ellos realizó José Luis Cano, me entraron unas ganas irrefrenables de plasmarlos en glasa sobre galleta y darles un toque personal. Para quien no los conozca, la Pilara, el Boticario, la Forana, el Morico, el Berrugón y el Torero, quizá no pasen de ser meros monigotes; pero para quienes hemos crecido con ellos, forman parte del mito y de la imaginería de una ciudad y de un modo de entender nuestra fiesta y nuestras costumbres. Ale maño/a, pues.
La receta de la masa la podéis encontrar aquí y la de la glasa aquí, si os gustan las galletas relacionados con nuestras fiestas del Pilar, podéis ver también aquí a los baturros con la Virgen y el ramo, listos para la ofrenda.
Vamos ya con nuestro relato.
Llega
corriendo desde la boca del metro y toma a Carlota de la mano para
introducirla en un Starbucks. A la sonrisa incrédula de Carlota
opone el índice sobre sus labios pidiéndole silencio y se pone en
la cola para pedir; a esa hora hay muchos parroquianos que dejan los
trabajos para tomas un sandwich. Afortunadamente encuentran un rincón
apartado donde alejarse de miradas indiscretas. Carlota no sabe a qué
viene este comportamiento de Margot y levemente se enfada. Tras un
primer sorbo que quema sus labios, Margot deja la taza en la mesa,
rebusca en su bolso para extraer un cuaderno de notas y sin más
dilación da cuenta a su amiga de un atroz descubrimiento.
Como
comprenderás no he traído la grabación, pero he creído importante
que conocieras estas palabras de Suri en Praga durante los últimos
días de grabación.
“No
fue hasta después de la boda que me di cuenta de las aviesas
intenciones de James. Pronto comenzaron los malos modos, al principio
sólo de forma velada, en la más absoluta intimidad, mostrándose
solícito en presencia de otros, incluso algo empalagoso. Pero en la
soledad de la alcoba fui percibiendo al monstruo que anidaba en su
interior. Sus soeces palabras, el modo de insultarme sin pudor, la
esclavitud que pretendió provocarme, fueron convirtiéndose en
pauta de su comportamiento. Al principio estuve algo alelada,
estupefacta ante la impactante sorpresa. Pero aquellos eran tiempos
duros, de supervivientes, y no sería fácil amilanarme. Jamás dije
a nadie lo que ocurría, pero mi deterioro fue percibiéndose con
nitidez. Algunos lo achacaron al embarazo, luego al post parto; pero
pronto cayeron en la cuenta de que el deterioro anímico era
galopante. En cuanto salía de aquella casa para estar con Victoria,
con Julen o con María del Carmen, volvía mi sonrisa, me mostraba
ágil y dispuesta, abandonaba el fantasma que residía en una cárcel
sin rejas.
El
detonante que precipitó mi decisión fueron los malos tratos
físicos. Ya no le bastaban los insultos ni el menosprecio. De
repente montaba en cólera sin motivo aparente y sacaba la mano a
pasear. La última paliza fue la peor. Ni siquiera Elisabeth pudo
retenerme. En su ausencia indagué en su pequeño despacho aledaño
a la alcoba, forcé cajones y baúles llevada por una ira que me
consumía; ante mis ojos se abrió una sima infinita. Entre las ropas
una camisa negra, impoluta, perfectamente planchada, unos pantalones
bombachos y unas botas de cuero. No me hizo falta mirar las
fotografías que yacían en el escritorio donde se mostraba ufano
entre un buen número de fascistas, dando la mano a Oswald Mosley. En
el reverso figuraba la fecha, 1936, octubre. Tantas veces me había
hablado Victoria de esa lucha en Cable Street que reconocí sin
haberlo vivido el odio instalado en los ojos del que ahora era mi
marido. Qué pretendió con esa boda aún hoy lo desconozco. El
adoraba a la niña y yo no tenía nada que ofrecerle, Victoria
luchaba por su propia supervivencia como gato panza arriba y no quise
ser una carga adicional. Tomé una maleta, metí cuanto pude en ella
y urgué en los bolsillos de sus trajes para llevarme el máximo
dinero posible. Besé a la niña que dormía y sin dejar una nota de
despedida salí envuelta en un mar de lágrimas a la calle. Mis
primeros pasos fueron titubeantes, el cuerpo me temblaba sacudida por
un escalofrío de dolor, pero poco a poco, un paso tras otro fui
huyendo de un tormento que se me antojaba podía ser fatal. De nuevo
en el camino, pensé en Sasha, él era mi tabla de salvación y hacia
él giré una vida de sacrificio sin fin”.
Carlota
se quedó lívida; apuró el café frío de su taza y se hundió en
el sillón orejero en que se encontraba. Aquel hombre fue un monstruo
y ella cohabitaba con su nieto. ¿Quién sabe qué legado genético
perduraría en su descendiente? Pero no, su James no era así. No
obstante, ¿podía estar segura? Las preguntas se agolparon en su
mente convulsionada. Me llamó desde la casa de James para
contármelo. Le rogué que volviese por un tiempo a casa. Aún espero
su respuesta.
Decidí
consultar con Victoria intentando leer entre líneas un pasado que se
me escapaba entre los dedos. ¿Por qué no hizo nada a pesar de sus
miedos? ¿Por qué no detuvo una boda a la que se oponía?
Debo
reconocer que Stalin no me gusta nada; no es que sea como el del
bigote, que ya ha demostrado de lo que es capaz; pero las últimas
actuaciones en el Este de este personaje con gorra de plato y
mostacho poblado me dan que pensar. Ojalá me equivoque, pero eso de
dejar a la pobre gente de Varsovia hasta su extinción sin haber
movido un dedo, no augura nada bueno. Y lo que cuentan de sus
soldados, unos bárbaros entrando en pueblos y arrasando con todo.
Que no y que no. Repito, ojalá me equivoque. Y el americano, qué me
dices del americano. Parece buena gente, pero un poco blando ¿no?,
oculto detrás de sus gafitas y su pajarita; éstos vienen a hacer
negocio, seguro. Menos mal que queda mi Churchill, que este sí
parece honesto. A pesar de todo, no acabo de fiarme de ningún
político. No sé de ninguno que haga nada por nadie sin llenarse a
cambio los bolsillos; entretanto, todos apretándonos el cinturón,
con escasez de agua, luz y lo peor de todo, alimentos, que veo a los
chiquillos por la calle en los puros huesos y se me cae el alma a los
pies. Pero qué te voy a contar a tí, si en París las cosas todavía
están peor. Eso por no hablar de lo que cuentan de aquellos que
permanecen en los campos de prisioneros alemanes, que más parecen
campos de exterminio por el elevado número de víctimas. Y esa es
otra, ahora que casi han acabado con los judíos y con los gitanos,
¿qué harán con ellos? En fin, todo incógnitas. El caso es que
venga a reunirse gente, que si para arriba, que si para abajo,
formando no sé qué de naciones para que unos cuantos dirijan el
destino de todos y se repartan este maltrecho mundo. Seguro que
alguien gana algo con ello. A nosotros, ni las migajas. Una cosa
hemos salido ganando; con la llegada de los barcos desde Estados
Unidos las estanterías de las tiendas y los repuestos de primera
necesidad se van cubriendo, síntoma de que el océano es más seguro
y de que los submarinos alemanes bastante tienen con no sufrir más
bajas. Estos pequeños lo ven todo con optimismo, y no seré yo
quien les lleve la contraria, bastante han sufrido los pobrecitos.
Esta luz al final del túnel abre un atisbo de esperanza y Suri
comienza a hacer planes con James (sigo siendo pesimista a ese
respecto, pero respetaré su decisión, como hubiese hecho Annie),
Julen habla con más frecuencia de España (barrunto que quiere
volver, aunque a éste sí le pondré freno mientras pueda), y María
del Carmen, sencillamente es feliz; sin el ensordecedor ruido de las
armas resonando en sus oídos, duerme de tirón cada noche, come
mejor y juega sin miedo entre los arrates. ¿ Puede la vida ser más
maravillosa?
He
permanecido un rato mirándome en el espejo. Los años no pasan en
balde. Me veo avejentada aunque tú digas lo contrario. Tantos
sinsabores, tanta amargura y tanto sufrimiento han hecho mella en mi
piel y se reflejan en mi mirada cansada, en mis flácidas carnes. Y
a pesar de todo, pienso en lo privilegiada que soy. A un paso del
final de este conflicto (Dios quiera que no haya más), con media
Europa desangrándose y los campos llenos de cadáveres, tengo a mi
familia unida, viva y haciendo planes para el mañana. ¿Cuántos
podrían decir lo mismo en esta vieja Europa? Quién más quién
menos ha sufrido pérdidas irreparables, y no hablo de lo material,
que al fin y al cabo es reemplazable o cuando menos prescindible,
sino de lo espiritual. ¿Durante cuánto tiempo acudiremos a los
cementerios a llorar a los que perdimos en la flor de la edad?
Pasarán decenios, incluso siglos, antes de darnos cuenta de la
dimensión de estos últimos años, y cuando percibamos su alcance,
todavía la humanidad se estará lamiendo las heridas.
No
se acaba este eterno verano y las calles rebosan de vida. Ya no busco
el descanso después de la fatiga mañanera entre la casa y la
tahona, sino que dejo a Suri a cargo de la tienda, a Julen cargando
con la harina y a la niña en el colegio, y encamino mis pasos hacia
los parques transitados; a lo largo del Mall, camino a Bukingham,
acariciada por la sombra de los plátanos centenarios, veo mujeres y
viejos ocupando las aceras, echando de menos a los varones que
partieron sin billete de vuelta. Quizá también esperen, como yo,
que la brisa ligera los devuelva íntegros a su vera. Mi temor no
ceja, como no ceja mi ilusión. Tuya en la distancia, Victoria,
Londres, uno de octubre de 1944.
Hola guapisima, unas galletas preciosas!! que arte tienes por favor!! Yo no sabria hacerlas!!! Yo no soy maña, pero mi madre si, por lo tanto, tengo sangre maña y tengo buenos recuerdo del dia del Pilar, a parte, coincide con el cumple de mi padre, por lo tanto, para mi es un dia especial! Un besito guapa
ResponderEliminarMe han parecido supergraciosas y originales.... esto de galletizarlo todo es una maravilla!!!!
ResponderEliminarUn beso grande
Qué bonitas y coloristas! Y vaya manos increíbles que tienes, qué arte...
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡Me admiro con tu técnica!! ¡¡Fantástico trabajo!!
ResponderEliminarUn besote.
Uau!!!!... Estão Lindas D+ dá até pena de comer :0)
ResponderEliminarBeijos Márcia (Rio de Janeiro - Brasil)
http://decolherpracolher.blogspot.com
Contemplo tu obra de Arte embelesada......
ResponderEliminarMe dejas sin palabras!
Qué logradas y qué graciosas. Vaya manos tienes ...
ResponderEliminarBesos
Oh!!! Pobre Suri, que sufrimiento ha padecido que nublo y anulo su Probidad de madre .....
ResponderEliminarQue boniiiiitas galletas Angeles!!! Me encantan y transmiten muy bien el espíritu de las Fiestas del Pilar. Me gustaría que nos encontráramos por Zaragoza éstas fiestas. Muchos besos :)
ResponderEliminarJa, ja, si aquí hablamos muy parecido, pero sin lo de maño, claro. Me encantan las fiestas del Pilar, espero que las disfrutéis mucho. Las galletas son una monada. Un besico.
ResponderEliminarUna vez mas te has superado!!!. Y aunque Zaragoza me pille a dos horas en coche, siempre es una ciudad que me encanta visitar y en la que encuentro gente maravillosa.
ResponderEliminarUn beso
Vir
Super originales las galletas d cabezudos!! Seguro que a más de uno le traen preciosos recuerdos!! Enhorabuena por seguir ahí y deleitarnos cada semana con ricas recetas y preciosos relatos.
ResponderEliminarVictoria siempre llenando de positivismo su triste andadura. Entrañable carta la de hoy.
Un beso,
Arantxa
No conocia esas fiestas de Zaragoza, pero tienen que ser preciosas, y mas si te recuerdan a tu infancia, desde luego has plasmado en tus galletas todo lo que nos cuentas, ademas te han quedado divinas, como es normal en ti. Mil besicos tesoro
ResponderEliminarSon geniales, y muy originales. Besos
ResponderEliminarEl algodón de azúcar y las manzanas de caramelo sí, pero los cabezudos nunca había oído hablar de ellos. Estoy deseando que llegue la fiesta del Pilar, y dos días antes tb. que es mi cumpleaños. Santo y cumple juntos, jajaja. Esta año no es posible, pero ojalá el que viene podamos celebrarlo en Zaragoza, es uno de mis sueños. Besooos 40ytantas
ResponderEliminarQue graciosas te han quedado las galletas!
ResponderEliminarEnhorabuena.
Que maravilla de galletas! Felicidades porque son preciosas! Un beso La Caja de las Delicias
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