Páginas

miércoles, 30 de enero de 2013

Perronillas de Retortillo (Salamanca)


De cómo he acabado en París es una historia de circunstancias, vinculada a los acontecimientos ocurridos en los días pasados. El caso es que tras la última entrada de Lady Victoria en el blog, tuve un comentario inusitado. Un lector asiduo me informa de que en sus manos tiene una carta fechada en 1938 de un tal Andrew Fellman. Sí, Andrew, como lo oís. Y dirigida a una residente en Londres de nombre Victoria. Al parecer, entre las páginas de un libro de registros de la provincia de Albacete que consultaba para su tesis doctoral, apareció un texto escrito a mano, sin demasiados datos relevantes pero cargado de emoción, de alguien que luchó en la Guerra Civil española y que pretendía comunicarse con las islas.
Ni que decir tiene que me dió un vuelco el corazón. ¡Sin duda era mi Andrew!. Si fue el destino o la casualidad ahora carece de importancia, sólo la tiene el hecho de que podía contestar algunas de las preguntas que Victoria venía dejando en el aire con sus misivas, si como parecía, la veracidad de su identidad quedaba atestiguada. Inmediatamente le pedí me remitiese la carta por correo electrónico a fin de leerla, a lo que accedió de buen grado. Y tras pedirle su nombre y teléfono, me dispuse a leer lo siguiente.
Aunque antes, vamos con la receta.

domingo, 27 de enero de 2013

Galletas decoradas



En tardes de viento, asomo la nariz entre las cortinas para ver mecerse las hojas de los árboles en la ribera y acomodo mi chaqueta de lana sobre los hombros en tanto me dejo acariciar por el rumor de las gotas en los cristales. Me he preparado un chocolate calentito para templar el cuerpo y aunque hoy no estaba premeditado, hasta mi casa se han llegado Marina y Lorena buscando el calor de la lumbre y de la conversación. Bien sé lo que andan buscando y en sus ojos advino la súplica por conocer qué viene a continuación. Y pese a hacerme de rogar, al fin claudico y arrebujadas en el sofá bajo cojines narro lo que casi me sé de memoria de tanto como he leído.

miércoles, 23 de enero de 2013

Cupcakes de nocilla


Estos primeros días del año están resultando agotadores. Al menos Carlota disfruta de las rebajas y no se ha mostrado tan insistente en sus demandas. El frío se ha instalado y la rutina condiciona nuestros quehaceres dejándome poco margen para la cocina. Deseo reencontrarme con ellas y desvelar algún misterio que quedó en el aire. Nos veremos fuera y aportaré unos cupcakes en compensación por el suspense que he ido creando. Todas me preguntan por Victoria, pero debo emplazarlas a la tarde. Me gusta ver sus caras preguntándose qué será lo siguiente que desvele; si podrán o no sonsacarme parte de un futuro que ni siquiera yo sé si llegaré a comprender. Y lo que les leeré a ellas, tú ya puedes hacerlo.
Aunque primero vamos con la receta de hoy.

viernes, 18 de enero de 2013

Glasa



Cuando sonó el teléfono ya sabía que era Carlota, siempre tan impaciente y nerviosa. Seguro se había levantado con la inquietud de qué ocurría con Lady Victoria y me emplazaba a que respondiera sus preguntas sobre la marcha. Con firmeza le dije que se calmara y esperara a la tarde, en la que junto al resto de amigas y unas deliciosas galletas decoradas con glasa, daría satisfacción a su curiosidad, a la par que noticia al resto del grupo. De mal humor colgó el auricular.
Pero, como ya sabía, a las cinco en punto se presentó en casa con la mejor de sus sonrisas y las uñas comidas por la espera. 
Como siempre, seguir leyendo este post y descubriréis interesantes novedades en la vida de lady Victoria; de momento, vamos con nuestra receta de glasa para decorar las galletas que preparamos en el post anterior.


La receta es de Julia de Postreadicción  con muy pequeñas modificaciones.

Después de haber probado diferentes glaseados, sin dudarlo me quedo con este, utilizo el mismo glaseado para perfilar y rellenar, con la comodidad que eso supone (no necesitaremos biberones, únicamente tantas mangas y boquillas como colores queramos utilizar y listo). Cuando quiero hacer algún detalle con glasa más espesa(escritura, flores,...), añado más azúcar al que ya tengo y mezclo sin batir, para que no se formen burbujas.

Ingredientes:
-100 gr de agua a temperatura ambiente
-12,5 gr de polvo de merengue
-1/2 cucharadita de cremor tártaro
-500 gr de azúcar glas tamizado
-1 cucharadita de jarabe de maíz (opcional)
Con estas cantidades yo decoro unas 30 galletas medianas

Mezclo en el bol de mi Kitchen Aid, con las palas planas, el agua con el polvo de merengue y remuevo con una cuchara. Añadimos el sirope de maíz  todo el azúcar glas de una vez y el cremor tártaro y mezclamos a velocidad 1 durante 8 minutos; finalmente subimos la velocidad a 4 y batimos 2 minutos mas. Dejamos caer un montoncito de glasa y tiene que integrarse con el resto quedando lisa entre 5 y 10 segundos, si tarda más añadir un poco de agua y batir, y si tarda menos añadir mas azúcar glas hasta que esté bien integrada.



Separo en recipientes para teñir mi glasa, teniendo en cuenta cantidad y colores a utilizar. Una vez teñida, tapo con papel film en contacto con la glasa y dejo reposar a temperatura ambiente un par de horas. Pasado este tiempo, llenamos las mangas (en mi caso desechables, son mucho más prácticas) con sus boquillas (yo utilizo para perfilar y rellenar boquillas del número 2), y ya podemos empezar a decorar nuestras galletas.

Ya podéis ver el resultado, merece la pena el tiempo invertido en ellas, la satisfacción cuando has terminado es inmensa.

Os animo a intentarlo, no es tan complicado como pueda parecer, solo es cuestión de práctica, y un poquito de paciencia. Si tenéis cualquier duda, podéis dejarla en comentarios y os la intentaré solucionar enseguida.
Vamos ahora con nuestra lady Victoria.

Querido Andrew:
Intento ponerte al corriente de lo que pasa en nuestro hogar y en el barrio, pero las noticias llegan con cuentagotas. La parroquia se ha convertido en un mentidero de chismes sobre lo que ocurre aquí y allá. Hace algunos meses, a los pocos días de nacer María del Carmen, arribó a las costas inglesas el mercante “Habana” que había salido de Santurce con un nutrido grupo de refugiados, en su inmensa mayoría niños. La información me sumió en una tristeza infinita, casi cuatro mil niños separados de sus padres, en manos de maestros y sacerdotes, en un mar inclemente que les zarandeó durante días, desnutridos y abatidos. ¡Pobrecitos! Pero al menos me ha traído a Julen. Le conocí repartiendo panes en la casa de acogida donde los dejaron y en seguida me cautivó su aire apagadoy su mirada soñadora.
Le voy cogiendo cariño pues no cesa de ayudarme en lo que puede. Sólo tiene ocho años, pero es fuerte y hace tareas en la tahona que me liberan de carga. Y además, es tan bueno con la niña. Le hace cosquillas y ella ríe sin parar acostada en su cunita. Y algunas tardes, antes de volverse a su cobertizo junto a otros refugiados, la duerme entre sus delgados brazos.
Estoy pugnando con la administración para que se quede con nosotras,pero ¡es todo tan lento!. Espero conseguirlo pues me fortalece el ánimo su presencia y me ayuda compartir mi cariño. En vano intento olvide el ruido ensordecedor de las bombas, el llanto de los heridos y los lamentos de las viudas de Guernika y en varias ocasiones le he sorprendido llorando puertas afuera, cargado de rabia y sufrimiento.
Verle así entristece mi visión de mi país de acogida, haciendo la vista gorda a lo que ocurre en España, eludiendo su responsabilidad para el resto de europeos que sufren la tiranía del fascismo; y me pregunto ¿Qué valor tiene lo que estás haciendo? ¿Alguien recompensará a los que partieron con sed de justicia? Empiezo a pensar que no. Todo esto me incomoda y me subleva, no puedo conformarme con esta suerte nefasta que día a día nos aporta mayores dosis de pobreza e indignidad. Debo hacer algo, pero qué. Perdona mi desesperación. Son estas cartas que liberan mi instinto y acrecientan mi cólera. Después viene la paz.
A Julen le gustan mucho mis galletas. Al comerlas percibo que su niñez renace, al menos un momento antes de acostarse en su camastro, entre otros sollozos, sudores y pesares.
Mi ánimo decae, será el otoño que se acerca y me deprime. Este panorama me desalienta. Dame fuerzas, Andrew. Invócame en tus sueños y piensa que te espero para caminar unidos de la mano por calles libres y espíritus gozosos. ¡Una señal, por Dios!¡Tan sólo eso te pido! Tuya en la distancia. Victoria. Londres, a diez de agosto de 1937.



jueves, 17 de enero de 2013

Galletas de mantequilla (para decorar con glasa)



En tardes de invierno, oscuras y frías, echamos unos leños a la chimenea y de cuando en cuando nos juntamos las amigas frente a una taza de chocolate caliente y unas galletas con las que olvidar los rigores de estos tiempos convulsos. El descubrimiento de Victoria ha abierto un debate sobre hechos pasados y sobre sentimientos desbocados; cada una aporta su granito de arena, intentando desenredar la madeja de una existencia que se nos hace difusa y que nos mantiene expectantes ante días venideros. Hoy he decidido leerles la segunda de las cartas y sus caras denotan un interés creciente que como ellas espero compartáis.
Ya sabéis, seguid leyendo este post y descubriréis como continúa la historia de mi dama.

Hoy vamos a preparar unas galletas de mantequilla, para en el próximo post decorarlas con glasa; aunque también están riquísimas sin decorar, nosotros siempre guardamos unas pocas para tomar sin decorar en el desayuno. Espero que os gusten.

domingo, 13 de enero de 2013

Galletas dos chocolates


Ingredientes:

-375 gr de harina
-180 gr de gotas de chocolate blanco
-180 gr de gotas de chocolate negro
-1/2 cucharadita de bicarbonato
-200 gr de mantequilla
-150 gr de azúcar refinado
-50 gr de azúcar moreno
-2 huevos grandes
-2 cucharaditas de esencia de vainilla
-Una pizca de sal

Precalentamos el horno a 180 grados y cubrimos 1 bandeja con papel de hornear. Tamizar la harina, el bicarbonato y una pizca de sal en un recipiente amplio. Batimos la mantequilla y los dos tipos de azúcar en una fuente amplia hasta conseguir una crema. Añadir los huevos ligeramente batidos poco a poco hasta que se vayan integrando. Incorporamos la vainilla y los ingredientes secos. Al final añadiremos las gotas de chocolate blanco y negro y mezclaremos lo justo para repartirlas por toda la masa. Con una cuchara grande, vamos haciendo montoncitos sobre la bandeja, a 8 cm unas de otras aproximadamente, tener en cuenta que en el horno se extienden, y no queremos que se peguen unas a otras. Llevamos al horno durante 10-12 minutos a 180 grados (ya sabemos que cada horno es un mundo), tienen que quedar ligeramente doradas y tiernas en el centro. Dejamos 5 minutos en la bandeja y pasamos a la rejilla para dejar enfriar del todo. Mientras nuestras galletas se están horneando, vamos preparando la siguiente bandeja, y así hasta terminar con toda la masa. Salen unas 36 galletas.

Roscón de Reyes


Este roscón es un homenaje que pretendo rendir a Lady Victoria, un atractivo personaje descubierto de modo casual en una Librería de Viejo de la calle Cecil Court de Londres. Una edición descuidada e inédita que cayó en mis manos de una manera fortuita  y que día a día me sorprende con descubrimientos asombrosos. Si seguís leyendo este post descubriréis los primeros datos de mi dama y como yo, a través de sus cartas, os entregaréis a su aventura de un modo dulce y arrebatado.


La receta es una combinación de la publicada por Webos fritos, por Uno de dos y mi receta familiar . Ha salido un roscón riquísimo.

Ingredientes:
Para la masa madre:
-150 gr de harina de fuerza
-150 gr de leche entera templada
-5 gr de levadura fresca de panadero



Para el roscón:

-425 gr de harina de fuerza
-10 gr de levadura fresca de panadero
-2 huevos
-15 gramos de aroma de azahar
-10 gramos de ron
-120 gr de azúcar glas aromatizada con la ralladura de media naranja y medio limón
-Zumo de media naranja
-1 cucharada de miel
-1 cucharadita de sal
-120 gr de mantequilla a temperatura ambiente
-1 huevo batido para pintar el roscón antes de hornearlo
-Frutas confitadas al gusto
-Azúcar humedecido con aroma de azahar
-Nata para montar (35,1% materia grasa). Es muy importante la materia grasa de la nata, porque queda mucho más firme.


Preparamos la masa madre diluyendo en la leche tibia la levadura, mientras la deshacemos con la punta de los dedos, añadimos la harina y mezclamos. Tapamos con papel film y dejamos reposar a temperatura ambiente una hora.

Vamos con la masa del roscón. Ponemos la harina en el bol (excepto 50 gr que guardaremos hasta el final) y añadimos la levadura frotándola entre los dedos para que quede en trocitos pequeños.
 Añadimos 2 huevos, sal, agua de azahar, ron, el zumo de media naranja, el azúcar aromatizado y la miel. Se amasa todo bien a mano o con robot tipo Kitchen Aid y añadimos la masa madre para seguir amasando; cuando todo vuelve a estar integrado iremos añadiendo la mantequilla en trocitos. 
Mezclaremos o amasaremos hasta que la masa se despegue de las paredes del bol. Intentar no añadir más harina, ya que sólo conseguiremos una masa menos ligera. Si la masa sigue sin despegarse es el momento de ir añadiendo los 50 gr que hemos apartado al principio (Recordar, solo si es necesario). Formamos una bola y dejamos reposar tapada con papel film hasta que doble su volumen. (El reposo siempre en lugar cálido y sin corrientes).
Amasamos de nuevo ligeramente para sacar el gas de la primera fermentación, hacemos otra bola y de nuevo a reposar. Otra vez hasta que doble su volumen.
Quitamos el gas a la masa de nuevo, reposo de 10 minutos para que se relaje la masa y damos forma, en mi caso a dos roscones medianos, dejando el hueco central bastante grande para que no se cierre con la fermentación. Dejamos reposar entre una y dos horas, dependiendo de la temperatura ambiente y de la humedad.
Precalentamos el horno a 220 grados, calor arriba y abajo.
Pintamos de nuevo con huevo, colocamos nuestras frutas confitadas y hacemos montoncitos con el azúcar humedecido (solo unas gotas) sobre el roscón.
Horneamos a 200 grados durante 8 minutos y bajamos a 180 grados 12 minutos más, pero dependerá de cada horno. Si veis que se oscurece mucho la parte de arriba, ponemos papel de aluminio hasta que acabe de hornearse.
El resultado, a la vista lo tenéis.


Y como lo prometido es deuda, saboreando una taza de café en casa con mis amigas, os remito la primera carta fechada que aparece en Recetas en la distancia, ese librito del que os hablé y que esconde entre sus hojas algo más que repostería y azúcar. Desentrañad conmigo un pasado perdido en el tiempo y al fin recuperado.




Querido Andrew:
Van pasando los días y sigo sin noticias tuyas. Me di cuenta en cuanto regresamos de Cable Street de que aquel cuatro de octubre te había cambiado. También yo estaba por la causa, pero con los pies en el suelo. Tú te abandonaste a sueños y futuros alejado de mí; te rodeaste de ideólogos y predicadores que mellaron tu voluntad. Y al fin, te fuiste. Sin una nota, sin una despedida, de modo ruin y cobarde. Me has dejado sola (gracias al obrador que me mantiene viva), sin fuerzas para una lucha que debía ser compartida y por la que no sé si merece la pena seguir en pie. 
Hoy es día de Reyes y permanezco huída de tu memoria; bajo el árbol no cabe sino desesperanza. ¿Acaso es más fuerte la causa que mi amor? No lo creo, aunque intente comprenderte. He buscado tus noticias en albergues, hospitales y comisarías. He preguntado a cuantos nos conocían y a los que sólo habían oído hablar de ti. Y nadie sabe nada; como si se te hubiese tragado la tierra. Temo que hayas partido hacia España, la patria que yo dejé atrás y que te obliga por justicia y por libertad. Pero, ¿qué hay de mí?, ¿no merezco tus razones?, ¿no merezco vivir el sueño del que me privaste? Debo decírtelo aunque no me oigas; antes de alejarte dejaste tu semilla en mi vientre. No temas, aún es pronto y voy confirmando un nuevo amor; en soledad, triste y desolada, pero con un porvenir ineludible. 
Hoy es el día del Roscón y aún lo recuerdo; qué lejos mi niñez a pesar de tener veintiún años. ¡Qué vieja  y qué ignorante! Amarte por siempre es mi deseo y no cejaré hasta encontrarte. Tuya en la distancia. Victoria. Londres, a seis de enero de 1937.






jueves, 3 de enero de 2013

Galleta inaugural


La llegada de 2013 me ha aportado un aire fresco de vitalidad convertido en trajín en la cocina. Creo que no he parado desde que comenzaron las navidades, y tanto la familia como los amigos lo están agradeciendo. Estos comienzos están siendo duros, por cuanto ni mi capacidad de escritora, ni de fotógrafa tiene nivel. Todo lo cubro con un entusiasmo desmesurado que espero haga de mis recetas un bien común.
Desde que las descubrí, las galletas con glasa han sido mi devoción, y aunque autodidacta, he de decir que no se me dan demasiado mal.
Os pongo un ejemplo de estas fechas para que comprobéis que el trabajo duro y metódico ha merecido la pena.




Mis sobrinos, hijos, tíos y primos; todos cuantos las probaron se mostraron complacidos, así que os animo a que sigáis mis recetas, alegréis el cuerpo con el azúcar y os divirtáis haciéndolas tanto como yo lo he hecho. Pueden ayudaros en casa y ese rato será inolvidable, con gritos y risas por la cocina, que harán las delicias de grandes y pequeños.
Para muestra un botón, pues ahí queda éste.